Revista AOA_09

Pabellón Codelco, Exponor, 1995, interior (© foto Glenda Kapstein).

“La madera empleada en bruto sería oscura como para ser sombra ella misma y además siempre debería jugar un rol estructural, puesto que estaban en juego los mínimos y los máximos; mínimo tiempo de construcción, presupuesto, y por lo tanto materiales; máximo espacio, luminosidad y atracción para el público. (…) Las diagonales en un sentido, producen un juego de luces y sombras en movimiento otro sentido (…)” 30 . Esta desaparecida obra de Kapstein representa una suerte de icono, síntesis del espacio intermedio, ya que reúne lo efímero de la construcción y de su tiempo de implantación con la transitoriedad de la luz del territorio. Resuelta bajo el partido históricamente ambiguo del pabellón, la arquitectura se convierte en un experimento medioambiental, una nueva caja de celosías, que sugiere estar en un contexto más bien aislado, donde sería el único espacio de habitabilidad posible en la vastedad del desierto de Atacama. Una caja misteriosa, de madera oscura y pesada, que se expresa como una cubierta densa que cae sobre el suelo para lograr contener con su peso la sombra intermedia, filtrando la arrasadora luz del paisaje y articulando la presencia del cuerpo en el territorio con un acontecimiento lumínico.

El mismo año de la tesis-proyecto se realiza el concurso de anteproyectos para la iglesia del Campus San Joaquín de la PUC. Kapstein participa con el arquitecto Mauricio Baros Townsend. Si bien el concurso se declara desierto, se adjudican cuatro menciones, entre las cuales está la propuesta de Kapstein-Baros, quienes son invitados a una segunda etapa del concurso que apuntaría a desarrollar los anteproyectos y elegir un primer lugar. Se podría sintetizar que la propuesta de Baros-Kapstein reúne la idea de una arquitectura definida a través de sus trazados, reconociendo las relaciones del territorio -premisa de la convocatoria-, configurando una plaza vacío y un lleno, el edificio celosía. “En su condición de planicie central, el terreno se presta para ser ‘cruzado’, y en su condición de espacial está definido por el edificio de la biblioteca, economía y más retirado y en menor grado química, el lugar se urbaniza con límites precisos confiriendo al sitio una condición de inmerso” 28 . Luego del impacto de la Casa de Retiro, en 1995 Codelco Norte contrata a Glenda Kapstein y Jorge Araya para que diseñen y construyan el pabellón de la empresa minera en la Exponor, importante feria minera de Antofagasta. El pabellón de 120 m 2 sería un edificio de arquitectura efímera, diseñado para durar 10 días. El edificio se define como un tectónico volumen de madera oscurecida de 15 metros de largo x 7 de ancho y 5 de alto, dividido en tres áreas: un sector para negocios, uno para la exposición y un lugar de proyección. En todo caso esa imagen tectónica es más bien exterior, como si fuese una pesada cubierta con varios umbrales de acceso, ya que interiormente todo el revestimiento se realiza con maderas dispuestas en diagonal y separadas como celosías, mientras que en la ‘cubierta’ se articulan lonas blancas de forma de difuminar y filtrar la luz. La pendiente del sitio donde se instala el pabellón permite elevarlo 70 cm. en un extremo, acentuando su altura total hacia el norte, mientras que el área de reuniones, más hermética, se encaja en el terreno aumentando su privacidad 29 .

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