Revista AOA_09

- EB: Hay dos aspectos que se pueden confrontar a partir de este proyecto: una es el lugar donde se va a insertar el edificio, junto con el ‘clima cultural’, y la otra la imagen arquitectónica que el estudio quiere proyectar. La pregunta es cómo regulan, desde su oficina en Londres, ambos aspectos. Volvemos a la pregunta original. Creo que todos los proyectos comienzan con dónde sale y dónde se pone el sol, dónde están las mejores vistas, la dirección del viento, los requerimientos del cliente… Así es como realmente emprendemos nosotros cada proyecto. Además de eso, entender el lugar y la arquitectura propia de un sitio; la forma en que la historia ha formulado la arquitectura de un lugar determinado es muy importante. En el estudio hacemos mucha investigación al respecto, lo nuestro no va por producir edificios que pueden ser vistos en Dallas, Hong Kong o Shangai, sino más bien obras que pertenezcan a un determinado lugar. “En la Hearst Tower, la razón para hacer la diagrid fue pragmática, pero también quisimos crear un proyecto único con una imagen poderosa para Manhatan y que Manhatan necesitaba. En el caso del edificio El Aleph de Buenos Aires, hicimos mucha investigación sobre el clima y la forma como vive la gente. Cuando llegamos al proyecto, miramos las casas y edificios alrededor, y nos dimos cuenta de que las personas disfrutaban del aire libre estando afuera, en los patios, en los parques. Nuestro desafío fue capturar eso y llevarlo al siglo XXI. “Y se me ocurre otro ejemplo, el Museo Histórico de Verdun, en Francia, una construcción muy relacionada con su entorno. Siempre estamos buscando transgredir los límites, necesitamos hacer arquitectura contemporánea aun cuando estemos lidiando con algo histórico, otro tópico de nuestro trabajo. “Entonces, respondiendo a la pregunta, sí abordamos ambos aspectos, es muy importante hacerlo”.

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