Revista AOA_05

Es así como Piwonka se convierte en ayudante de Albers en el curso de Diseño Básico dictado durante el segundo semestre de 1953 (8) . La trascendencia de esta visita marca profundamente toda la actividad académica y profesional posterior de Piwonka, transformando este frente -el de la composición y la plástica- en uno de los principales ejes de su carrera. Albers convive con la comunidad académica dictando clases y conferencias, pero entabla una relación de mayor cercanía y amistad con Piwonka, Pérez de Arce y en especial con Sergio Larraín, por varias décadas. Otra trascendental medida del decanato de Larraín, es el proceso de formación de la nueva Escuela de Arte, que se inicia a mediados de 1958 (9) bajo el patrocinio de Albers y el arquitecto-pintor Roberto Matta. Finalmente, en el mes de abril de 1959, se funda la nueva Escuela de Arte. La nueva escuela quedó jurídicamente vinculada a la Escuela de Arquitectura. Sergio Larraín encabeza el equipo fundador, también formado por Alberto Piwonka, Nemesio Antúnez, Mario Carreño, José Ricardo Morales y Mario Valdivieso. Interinamente, en el proceso de organización, Alberto Piwonka es nombrado Director. Entre el equipo de profesores se encontraban además de los ya nombrados del equipo fundador: Roser Bru, Pablo Burchard, Jorge Elliot, Domingo Edwards, Claudio Naranjo, Eduardo Vilches y Luis Moreno. Piwonka experimentó esta veta académica con gran pasión haciéndose cargo de los cursos de Diseño Básico. Las gestiones personales de Sergio Larraín con Josef Albers permiten en los años siguientes las visitas sucesivas de varios profesores de Yale; el pintor Sewell Sillman, el escultor Norman Carlberg y el diseñador gráfico Wilson Wright. A este proceso se suma además la formación de la Escuela de Diseño que funcionaba hasta 1967 como una línea de profundización dentro de la Escuela de Arte. Piwonka dirige la escuela por un periodo de ocho años. La profunda inserción de Piwonka en el mundo académico de la Universidad Católica por más de cincuenta años, primero como alumno y luego como profesor, lo vinculó estrechamente con los arquitectos y artistas plásticos más destacados, que se agrupaban a través de la universidad y el interés común en la modernidad. En esos años y a raíz de todas estas experiencias académicas, se intensifica el proceso de integración de las artes plásticas en su producción arquitectónica, gracias a sus vínculos con un significativo número de artistas plásticos chilenos y algunos maestros extranjeros radicados en Chile, muchos de los cuales participaron activamente en sus proyectos de arquitectura. Todos estos aspectos formativos, académicos y profesionales definen una postura personal frente al proyecto arquitectónico, resultado de una experiencia compartida de modernidad, de una época de profundos cambios y de la influencia común y recíproca de un grupo de destacados arquitectos, artistas y pensadores. Estas influencias e ideas se expresan nítidamente en el proyecto del colegio del Verbo Divino y, en especial, en el colegio San Ignacio El Bosque. Ambas obras se presentan como uno de los pocos ejemplos en Chile que incluyeron decididamente el ideal moderno de la “integración de las artes” o la búsqueda del Gesamtkunstwerk, el difuso concepto de “obra de arte total”. Al detenerse en el análisis de estos proyectos, en su proceso y evolución, puede entenderse mejor su postura frente al proceso creativo.

Vitrales Iglesia Colegio Verbo Divino. Autor: Adolfo Winternitz.

Dibujos Preliminares Vitrales. Autor: Adolfo Winternitz.

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