Fábrica Cinzano, anteproyecto Av. Vic. Mackenna.
Anteproyecto Reifschneider.
Hijo único del matrimonio formado por el inmigrante croata Luis Mitrovic Puljizevic, uno de los últimos grandes empresarios salitreros del Norte Grande, y la porteña Georgia Balbontín, Luis Mitrovic inicia sus estudios en el Colegio Alemán en Valparaíso, aunque en la práctica su formación se desarrolla entre Chile y Europa. Desde muy niño combina estadías en París y Londres junto a su familia, donde se convierte en un entusiasta visitante de museos y galerías y se empapa de su gran riqueza arquitectónica y cultural. Estos tempranos episodios definirán lo que sería una constante en su larga vida: una irrenunciable pasión por el arte, la cultura y la estética de vanguardia, con los que convivirá hasta el final de sus días. Al salir del colegio y luego de cursar cuatro años de Agronomía, en 1932 ingresa a Arquitectura en la Universidad Católica. Al año siguiente, y no obstante el difícil momento por el que atraviesa el Viejo Continente frente a la amenaza nazi, decide partir a estudiar a Europa. Tras postular exitosamente, es aceptado en el curso de Master de la Akademie der Bildenden Künste de Viena como alumno oyente -no contaba con título de arquitecto-, bajo la tutoría del maestro Peter Behrens. No sólo logra graduarse cuatro años después, sino que además obtiene el Premio Profesor Behrens de la promoción 1937.
En paralelo a los estudios, su espíritu aventurero lo estimula a desplazarse a Weimar entre los otoños de 1935 y 1936, donde se convierte en alumno de la Bauhaus y donde, además, accede a libros de la primera edición del grupo Die Brücke. Ante el inminente estallido de la Segunda Guerra Mundial, regresa a Chile a finales de 1938, donde monta su primera oficina profesional desde de cual comienza a abordar importantes proyectos. Con creciente prestigio, desarrolla su carrera en el país por más de tres décadas, tanto en solitario como asociado a reputados arquitectos del Movimiento Moderno. En 1971 opta por emigrar a Estados Unidos junto a su esposa, Ángela Gana. Allí se une primero a la oficina The Architects Collaborative (T.A.C.), liderada por Walter Gropius, y posteriormente al Departamento de Proyectos Turísticos del Banco Mundial. Su ejercicio en Norteamérica se prolonga por más de 25 años, hasta que nuevamente vuelve a Chile en 1997. Casi retirado de la práctica arquitectónica desde entonces, pero siempre dedicado a la fotografía –su otra pasión y donde también alcanzó gran prestigio-, Luis Mitrovic muere en julio de 2008 a los 97 años.
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