y de la Facultad de Comunicación, pasadas y presentes, quienes en di- versos momentos de mi carrera han apostado por mi proyecto de vida y el de mi familia y han creído en mí a pesar de mis limitaciones. Agra- dezco también a mis compañeros profesores y alumnos que me han acompañado y respaldado con alegría en este trayecto. Agradezco tam- bién a mi familia como unidad vital. Sin el respaldo incondicional de mi esposa, Elva Rocío, y de mis hijos, Isabela y Mateo, de mis padres Amelia y Arcesio, quienes desde el Cielo me cuidan, de mis hermanos: Checho, Javier y María, y de mis suegros, Pablo y Elva, mi recorrido por esta vida sería improbable. En el transcurso de los años, primero como estudiante de pregrado y ahora como profesor, he visto como la univer- sidad crece y se consolida sobre los hombros de servidores visionarios que entregaron sus carreras a este sueño de educar y transformar a la sociedad a través del conocimiento y la enseñanza. Por eso, a pesar de los grandes retos que encara la universidad hacia el futuro, tengo plena confianza en que su espíritu humano nos mantendrá relevantes en el tiempo y nos conducirá inexorablemente a un lugar supremo”.
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