360 UDEM No.3- El Gran Confinamiento

Es el snackable content en la televisión moderna por antonomasia, así como el mejor ejemplo de Easy-TV de nuestra época. ¿Por qué no podemos parar de ver Friends ?

P O R : A L O N S O A G U I L A R

M uchos dicen que es imposible dejarlos. Los más jóvenes los ponen de fondo, como si fuera música, mientras trabajan o estudian, para no sentirse solos. Y algunos más ganan dinero por concursos sobre el programa en bares. Friends es uno de los shows más exitosos de la televisión (posi- blemente el más exitoso, si no fuera por Los Simpson , reyes con delantera). Es uno que se repite y se repite desde 2004, que debutó hace 25 años y que no po- demos quitarle los ojos de encima. ¿Por qué es tan profusamente adictivo? Las aventuras de Rachel, Ross, Monica, Chandler, Joey y Phoebe presumen unos numerotes: de 1994 a 2004, sus 10 temporadas (236 episodios) tuvieron un promedio de 28 millones de televidentes por semana; un espacio publicitario de 30 segundos se vendía en

450 mil dólares; su episodio final fue visto por 52 mi- llones de personas en Estados Unidos (¿el comercial? De a dos millones de dólares); los actores llegaron a ser los mejores pagados de la televisión. Ya pasaron 16 años desde ese lacrimógeno finale y la máquina de billetes no se detiene: cada año reporta mil millo- nes de dólares en sindicados (la venta de derechos de transmisión) para Warner Bros.; 16 millones de perso- nas los siguen viendo en 175 países, en 40 idiomas; los seis actores principales se embolsan (¡todavía!) 20 millones de dólares al año por esas transmisiones; y es, junto con Grey’s Anatomy y The Office , el contenido más visto en Netflix —en 2018, los usuarios vieron más de 54 millones de horas de Friends … lo mismo que 62 años—. Este show definitivamente es The One with the Very Huge Success.

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