360 UDEM No.3- El Gran Confinamiento

El cerebro está formado por toda una red de neuronas interconectadas entre sí. No obstante, dentro de este caos existe un orden. Lo que es aún más preocupante es la sibilidad de que un gran número de sus partid rios, quienes c da vez habitan más en una realidad alternativa caracterizada por conspiraci nes extrañas y falsas, también se negarán a aceptar la legitimidad de los resultados.

dencia de Trump. Además, estos presuntos saboteadores son adoradores de Satanás y miembros de una red de tráfico sexual infan- til. Si bien suena absurdo, esta conspiración ha sido cortejada y legitimada por el propio Trump, por su campaña y por un número sig- nificativo de legisladores republicanos. Antes del ascenso de QAnon, en una parte considerable de la población estadouniden- se ya existía una falta de fe en los expertos científicos y en las figuras de la autoridad pública. Sin embargo, cuando se combina con la creciente polarización política en el país, la propagación de este movimiento de conspiración — en un contexto de una pandemia devastadora— y cercana a las próximas elecciones (noviembre de 2020), la situación es extremadamente precaria. La adopción de medidas sanitarias pre- ventivas básicas no solo se ha convertido en un tema políticamente polarizado —con un porcentaje significativamente mayor de demócratas que apoyan estas medidas que el porcentaje de republicanos que lo ha- cen—, sino que el resultado final de las elecciones de noviembre también está en duda debido a la propagación de esta cons- piración viral. Donald Trump, ya sea ante la creciente probabilidad de su derrota, o simplemen- te en preparación para esa posibilidad, ha cuestionado en innumerables ocasiones la legitimidad de la elección y alega (fal-

samente) que el uso generalizado de las boletas electorales por correo resultará en fraude. ¡Incluso planteó la idea de pospo- ner la elección, pero fue rechazada mayori- tariamente por los líderes republicanos del Congreso! Conocemos su carácter y humo- res personales, especialmente su incapaci- dad de admitir errores o aceptar la derrota, por lo que es casi seguro que no aceptará el resultado electoral si el candidato demó- crata Joe Biden es declarado ganador a la Presidencia de Estados Unidos. Esto, en sí mismo, no tiene precedentes en la historia política del país y seguramente representará un grave desafío para el sistema político de la democracia norteamericana. Lo que es aún más preocupante es la po- sibilidad de que un gran número de sus par- tidarios, quienes cada vez habitan más en una realidad alternativa carac-

terizada por conspiraciones extrañas y falsas, también se negarán a aceptar la le- gitimidad de los resulta- dos. El desenlace final, agravado por la muerte y la enfermedad a gran escala, así como por el profundo quiebre econó- mico, podría ser la mayor crisis social y política que Estados Unidos haya enfrenta- do desde la Guerra Civil en 1860.

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