perdido la compañía con quien compartía actividades. Incluso si su cónyuge no participaba en cada actividad con usted, el o ella la reconocía y aceptaba sus necesidades. Usted recibía contacto físico al que se ha acostumbrado: la palmadita en el hombro cuando estaba cocinando, la mano en el codo cuando bajaba las escaleras, la caricia en la cabeza, la enderezada de su corbata. El grado de dolor y sufrimiento que sigue a una muerte está directamente relacionado con la naturaleza de la relación entre el sobreviviente y la persona que falleció. Ser el doliente significa que ya no es una esposa, esposo o pareja sino un viudo o una viuda.
Las palabras suenan duras y toma un tiempo adaptarse a ellas. Ajustarse a la soledad de ser soltero puede ser un gran problema, porque a medida que usted tiene más años puede ser más difícil hacer nuevas amistades. Cuando su pareja falleció, usted perdió a su mejor amigo o amiga, a su amante, principal confidente y quizás el padre o la madre de sus hijos. Perdió una parte tan esencial de usted mismo que puede sentirse incompleto.
Usted se puede sentir incompleto.
Numerosas situaciones financieras ocurren después de la muerte de un cónyuge o pareja. Los asuntos financieros no siempre están al día. Cuando el cónyuge que ha fallecido era quien manejaba el dinero y planeaba las finanzas, el cónyuge que sobrevive puede no saber dónde, por qué cantidad y cómo están distribuidos los recursos. Incluso cuando los asuntos financieros han sido atendidos, pueden ser sorprendentemente insuficientes. Las complicaciones financieras por la insuficiencia de recursos pueden producir una variedad de emociones en el cónyuge sobreviviente incluyendo ansiedad, miedo, vergüenza y rabia. La energía emocional puede ser completamente agotada por los aspectos económicos de sobrevivir. Uno de los retos que requiere más esfuerzo después de la muerte de un cónyuge o pareja es tomar decisiones sin consultarle a la otra persona. Muchas decisiones que
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deben tomarse pueden ser acerca de asuntos financieros. Es necesario darse cuenta que durante el primer año después de la muerte de su ser querido, usted está bajo un alto nivel de estrés y puede que no tome las decisiones más correctas. Es importante que en la medida de lo posible, posponga la toma de grandes decisiones de cambios radicales de vida. Evite
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