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Duelo traumático

El duelo no es un evento, sino un proceso de experimentar los efectos de una muerte u otra pérdida. Es algo que todas las personas experimentan en algún momento de sus vidas. El duelo traumático es diferente y aún más difícil. Cuando alguien es asesinado repentina y violentamente, las reacciones de dolor de familiares y amigos pueden ser intensas, complicadas y duraderas. Si su ser querido fue asesinado en un accidente ocasionado por la conducción bajo la influencia de sustancias involucrando alcohol o drogas, es probable que se sienta más enojado que nunca antes y más triste de lo que creía posible. Después de un accidente, su mundo cambia. Sus pensamientos y sentimientos pueden cambiar cada minuto o cada hora y es probable que se sienta completamente fuera de control. Puede sentir que se “está enloqueciendo”, lo que le lleva a cuestionarse su propia cordura. Ya que no hay manera de prepararse para este tipo de pérdida, muchas personas encuentran que el duelo traumático es un terreno incierto. Todas las personas tienen dificultades cuando reciben la noticia repentina de que un ser querido ha sido asesinado. Algunas entran en estado de shock, presentando síntomas como sudor, sed y mareo. El shock puede hacer que se sientan confundidas y sin posibilidad de pensar claramente, planear o comprender lo que se les está diciendo. También puede hacerles sentirse aturdidas. De alguna manera el shock también puede ser útil porque previene que sientan un dolor emocional más grande que el que son capaces de soportar en ese momento. Estas son reacciones normales a un evento muy anormal. Otras personas no experimentan ese aturdimiento. Pueden presentar emociones extremas tales como llanto, ira intensa, ansiedad y miedo. Nuevamente, estas son reacciones normales a un evento perturbador. Cada persona experimenta el duelo de manera diferente y en su propio período de tiempo. Algunas personas se aíslan por un tiempo y encuentran las tareas diarias absolutamente abrumadoras. Otras se llenan de actividades para evitar el dolor y crear estructura. Aún así otras alternan entre aturdimiento y actividad frenética. El duelo profundo, incluyendo llorar y sollozar, puede drenar a una persona hasta el punto del agotamiento. No hay manera de preparase para una pérdida repentina.

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