que cada proceso de duelo es único. No hay un período de tiempo determinado o predecible para trabajar en el proceso de elaboración del duelo y puede ser diferente para hombres y mujeres. Lo súbito de la muerte, la edad de la persona asesinada, el grado de violencia experimentado por el cuerpo y la calidad de la relación afectan cómo y por cuánto tiempo experimentamos el dolor por la pérdida. Componentes únicos del duelo en los hombres Los hombres tienden a expresar el dolor por la pérdida así: • manteniéndose ocupados, tratando de conservar una sensación de normalidad y trabajando más horas • preocupándose por los familiares afligidos • creyendo que alguien debe ser castigado por la muerte • demostrando una menor intensidad de su dolor • escondiendo su ansiedad y depresión • expresando pocos sentimientos en voz alta Un cambio en su propia identidad puede ser especialmente problemático para los hombres, como por ejemplo pasar de ser esposo a hombre soltero, de padre a hombre sin hijos o de hermano a hijo único. Los hombres tienden a asumir completa responsabilidad de su dolor, casi como si el duelo fuera una enfermedad que tienen que “superar” tan pronto como puedan. Cuando pequeños, a los niños se les enseña a suprimir conscientemente el dolor y la pena. Luego, como adultos sus sentimientos dolorosos continúan siento reprimidos inconscientemente. El dolor reprimido dura mucho más que el dolor reconocido y puede acarrear complicaciones. Para muchos hombres, entre más tiempo dure el dolor reprimido, más reacios son a permitir que aflore. Saben qué tan profundo iría su dolor si se permitieran sentirlo. Los hombres con frecuencia se encuentran a sí mismos en el papel de protector y proveedor de sus seres queridos. Compartir sentimientos, llorar y hablar sobre lo que pasó una y otra vez puede no ser algo que les brinde fortaleza. Puede que los hombres mantengan sus pensamientos y sentimientos acerca de la muerte para sí mismos. No decir nada, o decir muy poco, los protege de la “apariencia de ser débiles” al expresar sus sentimientos. Su silencio con frecuencia es interpretado por los demás como que son retraídos, misteriosos, que están a la defensiva o que no les duele lo suficiente la muerte de su ser querido.
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