Power of Parents - Spanish

Puede llevar a su hijo o hija a un restaurante o a comerse un helado a un lugar donde se puedan sentar a hablar y escuchar lo que el otro tiene que decir. Comuníquese directamente. Escoja un momento para hablar cuando puedan dedicarse mutuamente la atención completa sin destracciones. No hable sobre cosas importantes cuando uno de ustedes está ocupado en otra actividad, como leyendo el periódico, viendo televisión o enviando mensajes de texto. Haga énfasis en las metas comunes. Recuérdele a los adolescentes que usted está de su lado. Haga énfasis en las metas que tienen en común y utilice estas metas como una base para brindarle sus consejos y sugerencias. (Por ejemplo, recuérdele a su hijo o hija adolescente que ambos quieren que él o ella se conserve saludable y a salvo). Evite los argumentos que cortan la comunicación. Estos son afirmaciones simples que cierran la posibilidad de cualquier respuesta. Con frecuencia son amenazantes, como “Que no me entere que estás tomando porque sino...”

Reconozca que el conflicto es natural. No somos idénticos los unos a los otros. Tenemos diferentes creencias y valores, los desacuerdos son naturales. Podemos utilizar el conflicto como una oportunidad para crecer y aprender acerca de cada uno de nosotros. Acepte alejarse. Acepte dejar de hablar temporalmente si las cosas no van bien. Espere hasta que ambas partes puedan hablar de una manera calmada y directa. Utilice el lenguaje corporal apropiado. La postura física que asume cuando habla puede enviar mensajes importantes acerca de sus actitudes o expresar algo que no está tratando de transmitir. No retire la mirada ni se agache. Asienta con la cabeza cuando esté de acuerdo. Evite debatir. Algunas veces un adolescente siente que debe “defender” una posición. La conversación se convierte en un mini debate. Si se encuentra debatiendo, ensaye sugerir que ambas partes aborden el tema desde otra perspectiva. También, evite afirmaciones que empiecen por “tú” (“Tú hiciste esto…”). Hacen que la otra persona se sienta atacada.

Respalde la ley de los 21 años como la mayoría de edad Numerosos estudios demuestran que la ley que declara los 21 años como la edad legal para ingerir alcohol ha reducido el consumo por parte de los menores de edad y ha salvado miles de vidas. Investigaciones en los EE.UU. y Europa nunca han mostrado que tomar a una edad temprana represente ningún beneficio o que a los adolescentes se les pueda “enseñar” a beber seguramente. Por el contrario, muestran que intentar enseñar a los adolescentes a tomar resulta en una mayor probablilidad de que practiquen “ binge drinking ” (beber desenfrenadamente).

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