Mundo CEBC Septiembre 2024

SECCIÓN: SEGURIDAD

LAS SIETE ETAPAS DE UN DELITO

Estas necesidades son satisfechas a través de la sensación de superioridad ante la víctima y la liberación de diver- sas hormonas y neurotransmisores que se hacen presentes en el cerebro del victimario al cometer el acto, como pueden ser la dopamina, que está asociada a la sensación de placer; la adrenalina, asociada a la respuesta de “luchar o huir”; el cortisol, las endorfi- nas, entre otros, con sus respectivos efectos físicos. Es crucial mencionar que esta etapa del proceso criminal suele pasar completa- mente desapercibida para quienes rodean al delincuente. 2.- Idea Esta etapa implica un diálogo interno donde el individuo empieza a conside- rar el delito como una posible solución a su necesidad. Este proceso ocurre principalmente de manera inconscien- te, toda vez que el 95% del proceso de pensamiento proviene del inconsciente y solo un 5% es consciente. Es aquí donde el “ello” freudiano, da rienda suelta a sus impulsos, deseos y necesi- dades más básicos y primitivos. Al igual que la etapa anterior, esta etapa solo ocurre al interior del victimario. Sin embargo, en algunos casos, el delincuente podría verbalizar sus ideas en busca de aprobación o para evaluar los riesgos asociados con su implemen- tación. 3.- Toma de Decisión La siguiente etapa es la toma de decisión, donde el individuo evalúa sus opciones y decide seguir adelante con el acto delictivo. Un “Super Yo” dismi- nuido, consecuencia de una formación personal con escasos o nulos valores morales, un contexto social desfavora- ble y unas circunstancias específicas que rodean al individuo en un momen- to determinado, colocan al sujeto en

Como he comentado en artículos anteriores, en la complejidad del comportamiento humano, los delitos no son eventos espontáneos sino procesos estructurados que pasan por varias etapas antes de materializarse. Comprender estas etapas resulta fundamental para desarrollar estrate- gias efectivas de prevención y seguridad a nivel personal, público y desde luego, empresarial. Una forma gráfica para entender los delitos es imaginar un iceberg. Solo vemos la parte que sobresale en la superficie, pero no alcanzamos a ver toda la masa de hielo que la sostiene. De manera similar, un delito es solamente la manifestación visible de una serie de situaciones y condiciones subyacentes que convergen en un momento y lugar determinados, y que se expresan a través de la conducta antisocial de un individuo. A continuación de manera general, describo las siete etapas del proceso delictivo, que pueden ser utilizadas para anticipar y prevenir acciones criminales. 1.- Necesidad La primera etapa en el proceso de un delito es la necesidad. Esta necesidad puede ser de naturaleza física, psicoló- gica o psicofisiológica. En muchos casos, es la falta de recursos básicos o la búsqueda de satisfacción personal lo que impulsa a un individuo a conside- rar un comportamiento delictivo. Esta necesidad actúa como la ignición del proceso criminal y está profundamente influenciada por las experiencias de vida del delincuente. Ejemplos de necesidades físicas incluyen drogas o alcohol y sus efectos; necesidades psicológicas pueden abarcar la búsque- da de pertenencia o aceptación en un grupo; mientras que los homicidios y violaciones a menudo reflejan necesi- dades psicofisiológicas, una mezcla de necesidades físicas y psicológicas combinadas en un solo acto.

en una posición sumamente vulnera- ble. Factores como la moralidad perso- nal y las consecuencias potenciales juegan un papel crucial para elegir continuar con el acto delictivo o desis- tir. Esta etapa se lleva a cabo en la mente del delincuente y, hasta ahora, no existen manifestaciones externas que puedan alertar a las posibles víctimas del riesgo que corren. 4.- Elección de la Víctima Tras decidir cometer un delito, el delincuente procede a la elección de la víctima. Esta elección se basa en la percepción de vulnerabilidad y las oportunidades que la víctima ofrece. La selección se enfoca en la facilidad con la que el delito puede ser llevado a cabo sin ser detectado, minimizando así las consecuencias. Es importante destacar que, para algunos delincuen- tes, el reto y el alto riesgo pueden resultar más satisfactorios, siguiendo el principio de "a mayor riesgo, mayor premio". Hasta esta etapa, no hay pistas claras para identificar a un posible delincuente o si hemos sido elegidos como víctimas. 5.- Vigilancia Antes de proceder al ataque, el delin- cuente lleva a cabo una vigilancia de la víctima y del entorno. Esta etapa impli- ca observar los movimientos de la víctima, identificar patrones y rutinas, y evaluar los riesgos y las recompensas

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