MUNDO CEBC
POR: MTRO. GABRIEL ARELLANO DUEÑAS DIRECTOR DE SPIA
Conclusión Comprender este proceso nos permite reconocer la importancia de estar atentos en todos los ámbitos de nuestra vida: personal, familiar, social y laboral. En cualquier momento, podría haber indivi- duos con necesidades insatisfechas que estén ideando un delito, planeándolo, e incluso vigilándonos, listos para actuar. ¿Te parece exagerado? Considerando la baja eficiencia del sistema de justicia penal en nuestro país, con una tasa de condena de apenas el 2% tras la comisión de un delito, los delincuentes se sienten cada vez más confiados para actuar. Esta situación destaca la necesidad de adoptar conductas preventivas y estar siempre alertas para proteger a nuestras familias, a nosotros mismos y a nuestro patrimonio. Comprender estas etapas permite a las fuerzas de seguridad, a los ciudadanos y a las empresas a desarrollar estrategias para interrumpir el proceso delictivo antes de que alcance su fase final. La implementa- ción de medidas de prevención proactivas, como mejorar la seguridad personal, ser consciente del entorno y denunciar comportamientos sospechosos, puede ayudar a mitigar el riesgo de convertirse en víctima de un delito. Volviendo al ejemplo del iceberg, recuer- da que este no se formó en un día, siguió un proceso…
morir durante el acto delictivo o ser capturado debido a una ejecución fallida del plan.
asociadas con el acto delictivo. La vigilancia permite al delincuente plani- ficar su ataque de manera más efectiva. Es en esta etapa donde el delincuente comienza a "operar" para llevar a cabo el delito. Al acercarse a su víctima para estudiar sus movimientos, rutinas y momentos de vulnerabilidad, el delin- cuente se vuelve visible, dando a la víctima la primera oportunidad de detectar la amenaza y tomar medidas preventivas. 6.- Planeación La etapa de planeación es crucial para el éxito del delito. Aquí, el delincuente desarrolla un plan detallado sobre cómo ejecutará el delito, considerando todos los factores observados durante la vigilancia. Esta planificación incluye la selección de herramientas, métodos y tiempos específicos para maximizar la posibilidad de éxito. Es importante destacar que muchos delitos podrían ser abortados en esta etapa, ya que el delincuente siempre considera dos grandes miedos:
7.- Ataque Finalmente, el proceso culmina en el ataque, donde el delito se lleva a cabo. En esta etapa, el delincuente imple- menta su plan, esperando lograr el objetivo sin ser capturado. El éxito del ataque depende de la eficacia de las etapas previas, especialmente la vigilan- cia y la planificación. Una vez que el delincuente decide actuar, es poco probable que retroce- da. Estará dispuesto a llegar a sus últimas consecuencias, desde el princi- pio básico de “luchar o huir” hasta matar o morir. Este proceso aplica para todos los delitos, la única diferencia entre uno y otro es el tiempo. Basta mencionar como ejemplo un simple robo de una cartera en el centro de cualquier ciudad y el atentado a las torres del World Trade Center de New York, el 11 de septiembre de 2001.
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