de portada MAZAL TOV COLEGIOS MI COMUNIDAD ESTAMOS CONTIGO CUIDANDO TU SALUD EN LA OPINIÓN DE ISRAEL Y UNIVERSO JUDÍO TE RECOMENDAMOS Número 286 I enero - febrero 2022
PACIENTES CON TCA Experiencia en la consulta de Nutrición en
Karen Betech Hanono LN @NutriólogaKarenBetech WhatsApp: 55-5503-5645
T rabajar con el paciente con“Trastorno de la Conducta Alimentaria”es una experiencia profunda y demandante que requiere una formación profe- sional seria; un compromiso completo y sobre todo el apoyomultidisciplina- rio de todo el equipo de trabajo. Se requiere empatía, compasión y calidad humana ante todo. Para mí como nutrióloga ha significado un crecimiento personal agigantado en el que he puesto toda mi atención, ética profesional y una gran parte de mi corazón. Aunque entiendo que quizá es un requisito indispensable no involucrarse a nivel personal, tengo que decir que esto es inevitable. Tratar con una jovencita con anorexia nerviosa o con cualquier otro TCA, re- quiere que nos involucremos y pongamos nuestra mejor energía en su re- cuperación. Escuchar a un joven con trastorno por atracón, alternado con periodos de restricción severa, exige toda mi atención, más aún cuando la resistencia se opone a su recuperación. El caso de la niña con ataques de pánico al ver su peso en la báscula, el dolor en su llanto desesperado y en su respiración agitada, son experiencias muy fuertes e impactantes. He conocido a pacientes que han llegado con la cara más triste y desanima- da en su primera consulta. Con un miedo irracional a subir de peso, a engor- dar, a comer cualquier cosa; con miedo a los carbohidratos como el mons- truo de la peor historia de terror. He conocido mujeres que no pueden parar de purgarse y que expresan en su cuerpo sus más grandes temores internos. Acompañarlas en el proceso de recuperar su salud nutricional, se ha vuelto el retomás grande paramí. Y cuando lo han logrado, es una enorme satisfac- ción ver la gran diferencia en su semblante vivo, vibrante y con una mirada completamente distinta: animada, orgullosa, estable. El camino desde el punto inicial, hasta la recuperación, es un proceso lento en el que la disposición de cada paciente va marcando el ritmo. El pronóstico mejora cuando los recursos emocionales y el apoyo de la familia son mayores. Hay casos muy dolorosos en los que la gravedad del trastorno ha impedido la recuperación y se han tenido que derivar a una hospitalización o a una clínica de medio internamiento. Pero en estos casos, nuestra fundación se mantiene disponible para cuando los pacientes salen de la fase grave y pueden retomar el tratamiento en con- sulta externa. Ser nutrióloga en Fundación APTA, me ha regalado la experiencia más va- liosa de mi carrera profesional, especialmente por el acompañamiento del equipo multidisciplinario. He conocido a grandes psicólogas, psiquiatras y médicos con los que hemos entablado una red de apoyo sumamente im- portante y constructiva. La supervisión multidisciplinaria es el mayor éxito de este gran equipo y los aprendizajes que ahí obtenemos me dan la mayor contención en el manejo de los pacientes. Trabajar en compañía de un equipo tan profesional ha hecho toda la dife- rencia para mí como nutrióloga y para los pacientes que entran en APTA. He notado la inmensa diferencia en la recuperación de los pacientes de APTA en comparación con los que se atienden fuera de la fundación sin apoyo de un equipo multidisciplinario. Es otra historia por completo. Al principio empezamos trabajando con la aceptación de su enfermedad, de los deterioros que les ha provocado, en su cuerpo, identificando la debilidad, el mal humor, el sueño, la fatiga, la pérdida de pelo, las uñas rotas, los des- mayos, la falta de energía, la taquicardia, las sudoraciones nocturnas, acom- pañadas de temblorina por la falta de glucosa en su torrente sanguíneo, la falta de ganas de vivir, la ausencia de apetito, o por el contrario el hambre
voraz incontrolable, la urgencia por el atracón, después la culpa y al final la purga. Confrontar al “virus” emocional que los ataca y ponerlo fuera de su identidad. Sacarlo de su persona para poder verlo de frente y enfrentarlo a través de la voz propia, la voz sana, la que quiere vivir. Es entonces cuando podemos ir avanzando y negociamos un menú perso- nalizado que la paciente pueda tolerar mental y físicamente. Recordemos que, en estado de desnutrición, el estómago y los intestinos, han estado por mucho tiempo inactivos y debilitados. La transición hacia la alimenta- ción tiene que ser sumamente lenta y cuidadosa para no provocar indiges- tiones y otros síntomas adversos. La rehidratación debe ser paulatina, con electrolitos y agua simple, en sorbitos pequeños, poco a poco, conforme la vayan tolerando. Debemos evitar provocar el síndrome de realimentación que es aquel que sucede comomecanismo compensatorio adverso ante una ingesta excesiva y súbita. En casos como éstos, la suplementación con licuados poliméricos es indicada como medida de nutrición complementaria ante la poca o nula alimentación. Mientras vamos avanzando en este proceso, dirigimos la atención a la con- ducta y al pensamiento, a nutrir el cuerpo y restituir la actividad de los órga- nos, recuperar el pelo, las uñas, dar prioridad al corazón y al cerebro, recupe- rar la energía, escuchar las señales de hambre y saciedad. El peso y la composición corporal se manejan como un dato secundario ante la paciente, precisamente para restarle importancia a la apariencia y para disminuir la obsesión con la báscula. De ser posible, el peso es “cie- go”, donde la paciente no pueda verlo. En casos muy particulares, no las pesamos y nos guiamos a través de sus síntomas y signos para saber si hay alguna mejoría. Si la desnutrición es riesgosa se tiene que medir la composición corporal para tener el monitoreo correcto en todo momento y tomar las decisiones adecuadas. El tratamiento va tomando su curso y las consultas van sucediendo semanal- mente o cada 15 días, dependiendo la gravedad del caso. El ejercicio es con- traindicado cuando hay desnutrición o bajo peso corporal. Se va retomando conforme va recuperando energía, reservas y peso corporal. Se dosifica para que no sea utilizado como conducta compensatoria. La respuesta al tratamiento va completamente de la mano con el trata- miento psicológico y psiquiátrico. Los avances se van produciendo a la par. Durante el proceso vamos compartiendo los avances o recaídas con el equipo, respetando la confidencialidad. Es aquí cuando más crecemos todos en conocimiento, en experiencia y en contención, tanto profesio- nales como pacientes. Nuestro trabajo consiste en hacer la valoración nutricional; determinar las necesidades de cada paciente; establecer un vínculo de confianza; acom- pañarla dentro de su proceso personal; negociar con ella para lograr una pequeña porción nueva de algún alimento; para lograr que acepte la su- plementación; para permitirse abrirse paso frente a un nuevo estilo de vida; para dejar entrar al alimento a su cuerpo; para dejar entrar al equipo de pro- fesionales en su mente y en sus emociones y finalmente para compartir con su familia su salud y estabilidad emocional. Todo esto es un proceso que se vive en sintonía unos con otros, entre el paciente y el equipo multidisciplinario. Poco a poco vamos entrando en su espectro para ayudarle a modificar las conductas; a permitir las emociones, aunque a veces sean incómodas; a tolerar los pensamientos invasivos y no ceder ante el impulso de restringirse; a posponer las purgas; disminuirlas en frecuencia; hasta que vayan desapareciendo. En equipo y en comunicación vamos logrando pequeños pasos lentamente para llegar a la etapa de la recuperación. Este es el trabajo que hacemos en la Fundación APTA y por el que yo agradezco profundamente la oportunidad.
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