periodico-286-enero-feb2022

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FLECHAS

Tamara Trottner

E n estos primeros meses del año, trato de poner en perspectiva todo lo que hemos vivido, como co- munidad, como país, como humani- dad. Porque somos parte del todo, aunque a veces queramos pensar que nuestros privilegios nos hacen mejores, en realidad, no es así. Nues- tros privilegios, tanto económicos, como de salud, de estudios, de viajes, de lecturas, si acaso, tuvieran que ha- cernos más responsables, más gene- rosos, más ocupados por los que no los tienen. No pretendo escribir un artículo de autoayuda, ni unomás de tantos, que nos dicen todo el aprendizaje que nos ha traído esta pandemia. Quiero hablar de una experiencia muy per- sonal, que quizás permee en otros: en ti que me estas leyendo, o en al- guien que conozcas. Porque tengo el privilegio de ser escritora, y con él la responsabilidad que ello conlleva. Desde que se publicó mi novela “ Na- die nos vio partir” en abril del 2020, comenzaron a invitarme a muchos clubes de lectura: espacios en los que se juntan a veces seis personas, otras veces setenta lectores de todas par- tes del mundo: personas que leyeron

mi novela y me hacen preguntas; me cuestionan; me aplauden o me criti- can. He tenido más de cien de estos encuentros yme encantan todos. Nue- vamente privilegio y responsabilidad. En alguno, muy al principio, me pre- guntaron qué es lo que más agrade- cía y de lo que más me arrepentía de mi historia. Mi mayor agradecimien- to es que mi mamá me rescatara y haber vivido junto a ella y más tarde junto a mi esposo y mis hijos en una hermosa armonía. Después de tan- tos años de miedo e incertidumbre, existir junto a una mujer que es pura luz y alegría y junto a un hombre que me ama y protege, se agradece cada instante. Pero recuerdo que en aquel club hablé del momento en el que estaba enterrando a mi papá, a quien había dejado de ver duran- te 30 años y que decidí buscar para terminar de una vez por todas con el dolor de la historia familiar. El día que lo estábamos sepultando, sentí un profundo agradecimiento por los años que tuvimos juntos al final de su vida; por habernos conta- do nuestras versiones; haber enten- dido que las dos eran igual de verda- deras; entender que nos queríamos

y pedirnos perdón. Mientras que bajaban el cuerpo a la tierra, com- prendí que él también había muerto agradeciendo el reencuentro y, so- bre todo, el perdón. Conté esta historia en un club de lectura. Unos meses después recibí un mensaje de un hombre que ha- bía participado y que me relataba que, al salir, decidió buscar a su papá al cual no había visto en 20 años. Me dijo que estuvieron juntos cada momento que pudieron, porque su padre estaba muy enfermo, y que fi- nalmente ese día había muerto. Me agradeció porque, de no haberles contado mi historia, él jamás hubie- ra vuelto a ver a su padre.

Al escribir una novela, al contar una experiencia entre amigos, igual que al diseminar un chisme o hablar mal de alguien, estamos lanzando flechas al aire. Algunas llegarán en amor al corazón de la persona co- rrecta. Otras serán flechas envene- nadas que harán un daño muchas veces irreparable. Al terminar el año entiendo, más que nunca, que las palabras tienen mucha más fuerza que la que a ve- ces les damos. Al empezar el 2022, pretendo que mis palabras, mis letras e incluso mis pensamientos sean siempre flechas cargadas de amor, para que lleguen al corazón correcto.

¿MIEDO, ENOJO O TRISTEZA?

Adi Tzaban Psicóloga, coach, terapeuta cognitivo conductual coachaditzaban@gmail.com

S on muchas las emociones que tenemos durante el día. Esto es debido a las situa- ciones que vamos viviendo y cómo nuestro cerebro las interpreta. Y si es normal tener emociones, ¿por qué los maestros, padres de familia, amigos etc. se molestan cuando mostramos ciertas emo- ciones “negativas”? El hechoes queohay emociones positivas one- gativas. Simplemente son emociones, las cuales debemos aprender agestionarlas y controlarlas. Esto quiere decir que debemos aprender a uti- lizar las emociones de forma correcta, y saber expresarnos de forma clara y puntual. Las emociones son como las plantas: para que crezcan de forma bonita y les salgan flo- res, debemos poner la semilla en una mace- ta, regar la planta, ponerla en el sol y darle los cuidados que requiere. Así mismo, son

nuestras emociones. Si las gestionamos de forma correcta; expresamos lo que sentimos; logramos establecer canales de comunica- ción con las personas que nos rodean, y en vez de sentirnos mal al tener alguna de estas emociones, las comprendemos y las trabaja- mos, seremos como esa planta bonita que ha dado sus frutos. Miedo, enojo, tristeza o frustración, son sólo algunas de las muchas emociones que tiene el ser humano. Estamos llenos de emocio- nes, que nos llevan a grandes aprendizajes, logros y reconocimientos. Si las utilizamos de forma correcta, podre- mos enseñarles a nuestros hijos a utilizarlas sin miedo a ser juzgados o criticados. No debemos tener miedo al sentirlas, al con- trario, el sentir no hace estar vivos, vivir al máximo nuestro día a día.

¿Cómo ayudarle a los niños a gestionar sus emociones?

• Permitirle al niño a expresar lo que siente.

• Enseñarle a reconocer las emociones de los demás.

• Entender que las emociones llevarán al niño a nuevos aprendizajes.

• Dejar que el niño escriba o pinte lo que siente.

• No juzgarlo ni criticarlo.

• Aceptar las emociones, sean positivas o negativas.

• Desarrollar su inteligencia emocional.

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