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Número 286 I enero - febrero 2022

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LA DRAMÁTICA HISTORIA DEL CAPITÁN BARROS BASTO: EL DREYFUS PORTUGUÉS Eli Suli

D espuésde450añosdeque los judíosdePortugal fueran obligados a convertirse al cristianismo, en 1496, un oficial portugués fundó una comunidad judía, que fue seguida por cientos de descendientes de Bené Anusim (marranos) a principios del siglo XX. Nacido en 1887 cerca de Oporto, Arthur Carlos Ba- rros Basto, descendiente de conversos, conservaba un recuerdo de su abuela encendiendo velas los viernes por la tarde, aunque sus padres eran católi- cos practicantes. Pero antes de morir, su abuelo, le reveló su descendencia judía desde hacía 400 años. El joven ingresó a la Academia Nacional Militar con un expediente académico brillante, y pronto se con- vertiría en figura del movimiento revolucionario. Cuando en el año 1910, lamonarquía fue derrocada, Barros Basto, alzó la bandera republicana en el ayun- tamiento de Oporto. En el año 1916, cuando Portugal entró en la batalla, durante la Primera Guerra Mundial, el capitán Barros Basto, en plena guerra, encontró a un oficial francés encendiendo las velas de Shabat, un viernes por la tarde. Sorprendido, el oficial le indicó que se trata- ba de una ceremonia judía, repetida cada viernes al caer la tarde. El capitán entonces, recordó la misma escena en la casade sus abuelos y, almomento, supo dónde pertenecía. Al finalizar la guerra, habiendo alcanzado el grado de capitán de infantería del ejército portugués, Ba- rros Basto fue nombrado comandante de la Guarni- ción Militar de Oporto, ocupando su tiempo libre en el estudio intensivo del judaísmo. Al ponerse en con- tacto con el profesor Mose Benbassat, presidente de la comunidad de Lisboa, éste le aconsejó dirigirse a Tetuán, Marruecos, a donde viajó en 1920 para so- meterse a una conversión ante un tribunal rabínico ortodoxo. Ahí fue circuncidado y adoptó el nombre de“Abraham Israel ben Rosh”. En 1923 regresó a Portugal y contrajo matrimonio con Lea Azancot, hija de una prominente familia ju- día de Lisboa. Entonces se instaló en Oporto, donde fundó la primera yeshivá de Portugal después de quinientos años, a la que llamó “Yeshivá Rosh Pina” . También apoyó a descendientes de marranos que habían abandonado sus tradiciones, para retornar al camino de la Torá, instigándolos a salir de sus escon- dites yde su ignoranciaparaque sedierana conocer.

Con frecuencia, visitaba los pueblos y las ciudades de Trans-os-montes y Beiras en Portugal, en busca de personas interesadas en volver al judaísmo. En 1938, el mismo año del Kristallnacht, mientras 200 sinagogas eran destruidas en Europa, el capitán Ba- rros Basto completó la construcción de la sinagoga “ Mekor Jaim”, financiado por el filántropo Ellie Ka- doorie, contando con nueve mil conversos que ha- bían regresado al judaísmo. Sin embargo, aunque la Iglesia se había mantenido en silencio durante todo ese proceso, estaba al acecho temiendo que las co- sas pudieran escapar de su control. “La Inquisición no había desaparecido, sino que se había adaptado”. En un principio la Iglesia apeló al gobierno para presionar sobre el problema judío, pero como estas gestiones no dieron el resultado esperado, se enfrentó directamente contra Barros Basto, enviando en 1935, al cura Tomás Correira da Luz Almeida, cuya misión era observar cada tarde, la salida de los alumnos del Talmud Torá, y así logró ganarse la confianza de los jóvenes, quienes le con- taban de buena fe y, con detalle, acerca de las activi- dades desarrolladas dentro de la institución. Gracias a ello, el cura pudo fabricar una acusación contra el capitán, argumentando que éste se entre- gaba a prácticas denigrantes, al absorber la sangre durante las circuncisiones. Inmediatamente el fiscal de Oporto presentó cargos criminales contra Barros Basto, quien no se dejó amedrentar, habiendo pre- visto la oposición de la Iglesia, y sabiendo que sus alumnos y colaboradores repudiarían tal acusación. Pero se encontró con una terrible sorpresa: uno de aquellos colaboradores, el “Moser” -acusador y en- tregador: Isaac Cassuto-, quien había llegado a Por- tugal hacía varios años proveniente de Hamburgo, y que, posteriormente se sabría, escapó de ese lugar bajo sospechas de apropiarse de varios pergaminos antiguos de la academia talmúdica para venderlos, se ofreció como testigo oficial contra el capitán acu- sado, en un gesto de venganza, ya que Barros Basto disponía de bastantes pruebas contra él. Su testimonio fue devastador, por lo que el expe- diente del capitán fue entregado al ejército, y juz- gado en el consejo de guerra. Entonces, muchos conversos asustados volvieron a la clandestinidad. Carlos Barros Basto quedó entonces convertido en persona non grata, incluso para sus seguidores

marranos. Sin embargo, durante la Segunda Gue- rra Mundial ayudó a cientos de judíos a escapar del Holocausto. Finalmente, en 1943 y sin explicación alguna, el ministro de defensa de Portugal, expul- só al capitán Artur Carlos Barros Basto, acusado de “carecer de capacidad moral para servir en el ejér- cito”, por lo que vivió humillado hasta el final de sus días. Falleció el 8 de marzo de 1961, pero, en su lecho de muerte, dijo: “Algún día se hará justicia.” Una vez restaurada la democracia en 1987, el pre- sidente Mario Soarez pidió perdón, por primera vez en la historia, a las comunidades judías de Por- tugal, aceptando la responsabilidad del gobierno durante la Inquisición, y por todas las persecucio- nes a los judíos. Y en 2012, mediante una petición presentada ante el Parlamento por Isabel Ferreira Lópes, nieta del capitán, el nombre de “Arthur Car- los Barros Basto” fue reivindicado, el 29 de febrero de 2012, después de 75 años de haber sido despe- dido por el Consejo de Disciplina del Ejército. La resolución que el Parlamento de Portugal apro- bó, fue titulada “Solicitud de reintegro al ejército de infantería al capitán Arturo Carlos Barros Basto, quien fuera objeto de la segregación política y re- ligiosa en 1937”. En 1996, el presidente de Portugal, Jorge Sampaio, nieto de una judía marroquí, organizó un acto cen- tral en el parlamento portugués para derogar ofi- cialmente el edicto de expulsión de los judíos de Portugal. Hoy día, el actual alcalde de Oporto, Rui Moreira, se ha declarado abiertamente de origen sefaradita, aunque no es un judío practicante. Actualmente, Oporto cuenta con la mayor sinagoga de la Penín- sula Ibérica en funciones, la que había fundado el capitán Barros Basto, donde diario se realizan to- dos los rezos, y también se imparten clases diarias de Torá. Como está escrito en el libro de Kohelet: “Envía tu pan sobre la faz de las aguas, que con el correr del tiempo, lo encontrarás”. De tal forma que, en este suceso ocurrido en Portugal, a pesar de ha- ber pasado el tiempo, finalmente, se impuso la justicia en el caso de tan digno capitán de vene- rada memoria (Z”L). Sea su recuerdo coronado como ejemplo.

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