accedieron a vivienda de lujo y colegios privados de alto costo, como parte de sus beneficios laborales, y se insta- laron en el municipio de San Pedro Garza García. Policía Ciudadana Coreana de Apodaca En el municipio de Apodaca es donde los migrantes coreanos han desplegado un mayor nivel de organización comunitaria. Impulsado por la Asociación de Coreanos de Nuevo León, A. C., surgió un proyecto vecinal que, al ponerse en práctica, logró posicionarse sólidamente en ese municipio. Me tocó vivir de cerca ese evento entre 2018 y 2019, al participar como consultor de amigos coreanos involucrados en el mismo. La historia comenzó cuando los residentes corea- nos gradualmente empezaron a tener incidentes viales de todo tipo: colisiones, descomposturas, ponchaduras de llantas, la búsqueda de una calle o avenida o al car- gar gasolina, o incluso detenciones al manejar con unas copas encima. El nulo y escaso manejo del español, sobra decirlo, lo complicaba todo, tanto para ellos como para las autoridades municipales, y se prestaba a abusos fre- cuentes por parte de algunos malos elementos policiacos. Ante esa situación, la respuesta de las y los vecinos coreanos fue más allá de quejarse directamente con el alcalde César Garza. Le llevaron una propuesta: la crea- ción de una “Policía Ciudadana Coreana”, un cuerpo de ciudadanos migrantes que voluntariamente acompaña- ran a los policías —especialmente los fines de semana— para auxiliar a los ciudadanos coreanos que estuvieran en alguna dificultad o necesitaran auxilio vial. Los volun- tarios se registraron ante las autoridades y estaban debi- damente acreditados. Por supuesto, no serían policías en el sentido de portar uniforme y armas, nada de eso, pero utilizaron esa figura para darle mayor peso a la actividad. El 13 de diciembre de 2018 quedó formalmente cons- tituido el Cuerpo de Policía de Nuevo León de la Comu- nidad Coreana (presidido por los señores Kevin Lee y Rubén Kim), formado por civiles coreanos no armados,
con cargo honorario, siendo trabajadores de empresas coreanas, cuya tarea principal es la asistencia ciuda- dana a los integrantes de su comunidad, sus empresas y lugares de trabajo. Esta asistencia a sus compatriotas se manifestaba en varias formas: en la solicitud y seguimiento de trámites municipales, como traductores en asuntos entre particu- lares, en incidentes viales, inscripciones en las escuelas, trámites de renta o compra de vivienda. Igualmente, en orientación sobre trámites fiscales o relacionados con su situación migratoria. Mediante la coordinación con la Fuerza Civil y la Policía de Proximidad de Apodaca se planteó ayudar en cuestiones de tráfico vehicular y seguridad tanto en Apodaca como en otros municipios donde reside la mayor parte de la comunidad coreana: Pesquería, Guadalupe, Monterrey y San Pedro. La sede del evento fue la iglesia presbiteriana La Esperanza, en Apodaca, y contó con la presencia de auto- ridades de Fuerza Civil (la Policía estatal nuevoleonesa), Seguridad Pública apodaquense y de Park Sung Hun, cónsul de Policía de Corea en Monterrey. El 27 de febrero de 2019 participé en un recorrido conjunto entre los “policías coreanos”, el director de Seguridad Pública de Apodaca y varios de sus elemen- tos por las calles con negocios de esta comunidad. ¡Vaya sorpresa que se llevaban los propietarios coreanos al recibir esa visita!, pero sirvió para construir un lazo de mayor confianza con la Policía local. Para las autoridades municipales esa visita fue tam- bién, en cierta forma, una revelación. Sabían que había letreros en coreano, pero los policías municipales no tenían idea de su traducción al español y se sorprendían al entrar a los establecimientos y descubrir sus mercancías y servicios. De manera palpable, en esa ocasión se cruzó una barrera cultural. Un periodista coreano se encargó de difundir la nota sobre el evento a diversos medios de comunicación en
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