Revista Vivienda Infonavit Año 6 No 2 (Diciembre 2022)

personas reaccionan mejor si saben qué deben hacer; esta verdad también es aplicable para la integridad psíquica (Australian Psychological Society, 2018). El entrenamiento en inoculación de estrés , también conocido como vacuna contra el estrés , es una estrategia emanada del enfoque cognitivo conductual. Su objetivo es incidir positivamente en la salud mental de la población al desarrollar en ella la capacidad de respuesta funcional 11 ante una situación de crisis o desastre que le permita evitar o disminuir el daño psicológico 12 mediante el entrenamiento, durante la fase de calma, en estrategias de afrontamiento de situaciones de estrés (Australian Psychological Society, 2018), el cual ha probado ser efectivo (Saunders et al. , 1996). A través de esta estrategia, empleada en la fase de calma, un individuo o población recibe entrenamiento para el desarrollo de las compe- tencias que le ayudarán a reaccionar emocionalmente con conductas adaptati- vas a la situación de emergencia, al propiciar que la atención posterior al evento sea más sencilla; así se puede incidir en las morbilidades y comorbilidades de afecciones mentales por el evento traumático, al disminuirlas. Aplicarlo a la población general se justifica ante la imposibilidad de detectar quién sí y quién no estará expuesto a vivir un desastre o una situación de crisis, o bien, como con la reciente emergencia sanitaria por la COVID-19, en donde la afectación se caracterizó por ser generalizada. El objetivo operativo es desarrollar en la población la competencia de enfren- tamiento de situaciones de riesgo o crisis con prevención de riesgos a la salud mental, que desde este artículo se propone sea definida como la persona que uti- liza conscientemente técnicas cognitivo-conductuales para conservar la calma al momento de enfrentar un evento adverso al: ► Elaborar mentalmente escenarios con los que se anticipa a diferentes magnitudes de daño, planes de actuación, identificando sus posibles reac- ciones maladaptativas. ► Ajustar sus respuestas emocionales y expectativas ante el evento y sus resultados. ► Definir pautas de actuación para su autocuidado, con las que promueve su protección psíquica. ► Identificar las manifestaciones conductuales de riesgo ante las cuales buscar ayuda. Con lo anterior se lograría contribuir a disminuir sufrimiento en la población e influir positivamente en la ocurrencia del riesgo de que desarrollen estrés pos- traumático, ya que la población, con el dominio de esta competencia, estaría en mejor posibilidad de ajustar la exposición al estado de estrés sostenido, regular sus emociones y evitar los sentimientos de desesperanza y desesperación que resultan contrarios a la resiliencia, en un momento que la ciudadanía debe enfrentar desde y con sus propios recursos emocionales y físicos. El entrenamiento en inoculación de estrés, descrito de forma simple, brinda a la persona herramientas puntuales para el autocuidado al momento de la ocurren- cia del evento, porque la persona ha visualizado la posible ocurrencia incluyendo sus respuestas cognitivas y conductuales, lo cual le brinda las herramientas para llevarlas a un estado de funcionalidad. Por ejemplo, una persona “vacunada” podría verbalizar un pensamiento como el siguiente: “al momento de que ocurra esto, yo puedo sentir angustia experimentando estas sensaciones; ante esto necesito cen- trarme en aquello que puedo controlar y en esta técnica que me ayuda a conservar la calma”. Así, al ajustar la respuesta emocional y guardar expectativas racionales del evento, se impacta favorablemente sobre la capacidad de respuesta y se mejora el apego a los planes de actuación definidos en los que el cuidado a la salud mental también está integrado. Tras la ocurrencia del evento adverso, la persona tiene conocimiento de factores de riesgo que debe evitar y de aquella sintomatología de alerta para la cual buscar apoyo profesional.

La población, con el dominio de esta competencia, estaría en mejor posibilidad de ajustar la exposición al estado de estrés sostenido, regular sus emociones y evitar los sentimientos de desesperanza y desesperación que resultan contrarios a la resiliencia, en un momento que la ciudadanía debe enfrentar desde y con sus propios recursos emocionales y físicos.

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