Anuario 2024 de Cotec
Innovación y democracia
“En ocasiones, los autores de este volumen hacen diagnósticos sombríos, pero la mayoría, en la mejor tradición democrática, apuestan por innovaciones gradualistas y prácticas”.
culan la acuciante emergencia climática con el acceso a sistemas de delibera- ción pública que escapen del sensacio- nalismo de los medios de comunicación y la rigidez de la educación reglada. Aun así, muchas de las ideas que surgen en estos ensayos son contraintuitivas. Y muchas resultan además contradictorias. Como editor del volumen, creo que es una señal de que hemos captado uno de los con- flictos que caracterizan nuestras democra- cias actuales. Sabemos más o menos cómo solucionar muchos de nuestros problemas. De hecho, nunca habíamos dispuesto, para hacerlo, de mejores herramientas. Pero todos los días descubrimos que las solucio- nes a algunos problemas son incompatibles con las que merecerían otros. Que algunas resultarían muy útiles, aunque no serían populares. O que las más populares son caras, ineficaces o, paradójicamente, anti- democráticas. Entonces, ¿qué hacer? Muchas de las visiones de los auto- res, y de algunas innovaciones que propo- nen, podrían enmarcarse en cuatro gran- des tendencias (al igual que los ensayos, esta interpretación del editor también es subjetiva). En primer lugar, varios partici- pantes sugieren que nuestros problemas requieren soluciones técnicas, que distan- cien la toma de decisiones de las urgen- cias propias de una democracia hiperveloz (Daniel Innerarity), que proporcionen a las Administraciones públicas más herramien-
tas para tomar decisiones de manera más informada (Kiko Llaneras) y que permitan a los decisores aprender de sus errores, de igual manera que hace la ciencia (Mikel Mancisidor). Por otro lado, varios autores recu- peran una de las viejas ideas centrales de la Ilustración, según la cual muchas malas decisiones son fruto del manejo de poca o mala información; si supiéramos más, y lo que supiéramos fuera de mejor cali- dad, nuestras decisiones serían mejores y lo sería también nuestra democracia. En esta línea se encuentran las propuestas sobre nuevas formas de acceso al conoci- miento (Fernando Broncano), a las noticias y la información de actualidad (Sara Degli- Sposti), sobre la vigencia de la tradición humanística (Andrea Marcolongo) o sobre la actualización de los sistemas educati- vos con una menor influencia política (Juan Manuel Moreno). En otros casos, los autores cues- tionan los procesos de toma de decisiones que hemos dado por sentados. Si queremos mejorar nuestra democracia, quizá las ins- tituciones públicas deberían ser más acti- vistas en la promoción de la participación ciudadana (Astrid Barrio), podríamos dejar las decisiones acerca de la emergencia cli- mática en manos de comités de ciudadanos que no son profesionales de la política y no están sometidos a la influencia de los lob- bies (Laurence Tubiana), deberíamos obligar
a las instituciones a tener en cuenta el crite- rio de los jóvenes a la hora de redistribuir las rentas (José Ignacio Conde-Ruiz) o repartir mejor las responsabilidades económicas entre el sector privado y el público (Mariana Mazzucato). Y, en último lugar, hay una cuestión que resulta especialmente interesante, dado que este Anuario lleva siempre la pala- bra innovación en su título y lo publica una entidad cuya misión es promover la innova- ción como motor del desarrollo económico y social. La mayor parte de los autores que abordan la cuestión tecnológica apuestan explícita y rotundamente por una regu- lación de las innovaciones tecnológicas que impida que estas escapen del control humano y de los principios éticos. Así es en el caso de la inteligencia artificial (Nuria Oliver), en el de la neurotecnología (Rafael Yuste), las tecnologías genéticas (Montse Esquerda) y la automatización del trabajo (Manuel Pimentel). Como decía, algunas de estas ideas pueden parecer contradictorias. Sin embargo, eso hace que este volumen refleje particularmente bien la naturaleza dispar de los retos a los que nos enfrentamos y lo difí- cil que es encauzar estos problemas de una manera democrática.
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