Quince visiones
Educación
Juan Manuel Moreno
Del Río de la Plata a las Montañas Rocosas “Francia será lo que el maestro de primaria la haga ser” Émile Zola, Verdad (1903)
“El riesgo es que la escolarización pudiera ser capturada por quienes tienen incentivos para pensar que la mayor parte de la gente necesita más terapia que educación”.
D urante la campaña de las elecciones presidenciales argentinas a finales de 2023, circuló un vídeo ¹ en el que el futuro ganador, Javier Milei, camina frente a un panel en el que hay pegados carteles con los nombres de todos los ministerios que en ese momento compo- nían el Gobierno de la nación. Milei se sitúa frente a cada cartel y, tras arrancarlo con violencia después de pronunciar el nombre de cada uno, grita: “¡Fuera!” El Gobierno tenía que reducirse al mínimo y el vídeo transmitía el mensaje, tal vez con poca elegancia pero con gran elocuencia. Van cayendo, pues, uno a uno casi todos los ministerios hasta que llega al cartel del Ministerio de Educación. Se detiene ahí un segundo, agarra el cartel y grita: “¡Adoctrinamiento! ¡Fuera!” El vídeo resulta impactante porque es, quizás, la primera vez que se ve a un candidato presidencial decir, en plena campaña electoral, que hay que cerrar el Ministerio de Educación y hacerlo desaparecer del Gobierno. Además, la razón para ello no era su convencimiento de que la educación debería ser responsabilidad del sector privado, argumento que sí usa, por cierto, en el caso del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Para el de Educación, la senten- cia se reduce a una sola palabra: adoctrinamiento. Con esa palabra, Milei resume el pensamiento de muchos conservadores populis- tas, más o menos montaraces, que piensan —sería más preciso decir que sienten— que los sistemas educativos han traicionado a sus países y a sus causas después de haber sido secuestrados por la izquierda “progresista” y woke . Su desconfianza respecto a las escuelas y los educadores es tal que prefieren desmantelar un aparato político-educativo que juega a favor del enemigo. Dado que ven irreversible esa captura de las instituciones educativas por parte de la izquierda y sus nuevas ideologías (el género, el cambio climático y toda la Agenda 2030), sería mejor que el Gobierno y el Estado se retirasen cuanto antes. Mientras tanto, en Estados Unidos, sobre todo desde la pan- demia del covid-19, muchos distritos educativos se han convertido en auténticos campos de batalla. Familias, profesorado, gestores
y políticos se enfrentan, a veces todos contra todos, a causa de las últimas incorporaciones al currículo escolar o, con mayor fre- cuencia todavía, por la necesidad de prohibir, cancelar o reescribir ciertos contenidos y materiales curriculares, algunos nuevos, otros viejos. Puesto que las prohibiciones y cancelaciones se producen desde los dos lados del espectro político, la lista es tan larga que huele a Edad Media. ² La deriva identitaria de parte de la izquierda se proyecta esencialmente sobre los institutos y los campus uni- versitarios. Dado que cambiar el presente es cosa ardua, y que cambiar el futuro lo es todavía más, la batalla se ha vuelto cultural y educativa. Los frentes están en el lenguaje inclusivo y el nuevo uso de los pronombres personales, ³ en cancelar personajes históricos tras juicios sumarísimos en las redes sociales, en censurar libros y cómics infantiles, cambiar el nombre de las escuelas o las fiestas del calendario, e imponer que los profesores —los universitarios, sobre todo— se autocensuren. ⁴ Como no se pueden reinventar el presente o el futuro, su proyecto es reinventar el pasado y reescri- birlo en las escuelas y los contenidos de la enseñanza. Para complicar aún más las cosas, la presidencia de Donald Trump consiguió hacer bascular la política identitaria desde la izquierda hacia la derecha, convenciendo a medio país de que su identidad nacional, religiosa, cultural y educativa estaba en peli- gro a causa de ese proyecto de la izquierda. La ironía está en que, mientras que la derecha populista trumpiana atrajo cada vez a más gente, la nueva izquierda puritana se aplicó con denuedo a censu- rar ideas y expulsar personas, para que quedasen en sus filas solo los más puros y ortodoxos. Se volvieron, pues, las tornas y derecha e izquierda han intercambiado su modus operandi. El resultado es una enorme polarización, en la que todos se perciben como perde- dores y se sienten humillados y ofendidos. El conflicto ha cobrado especial virulencia en los consejos escolares y está causando un deterioro descomunal de todo el sistema educativo. ⁶
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