Anuario 2024 de Cotec

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Innovación y democracia

La mentalidad de suma cero y el principio de Arquímedes

L a tendencia hacia una mayor prevalencia de la mentalidad de suma cero es una de las principales consecuencias de la rece- sión democrática y, con ella, de la erosión del contrato educativo básico. Si la eco- nomía y el mercado laboral se consideran juegos de suma cero —para que unos se hagan ricos, otros se tienen que empobre- cer; para que yo tenga un trabajo, alguien tiene que estar desempleado—, la edu- cación también se vería así. De ahí la falacia, muy extendida, de que la educa- ción de calidad es un bien escaso que no puede democratizarse porque así se deteriora su calidad, de modo que para que algunos estén bien educados, es necesario expulsar del sistema educa- tivo a los malos alumnos, o reorientarlos cuanto antes a itinerarios basura o calles sin salida. Además, al propagarse la men- talidad de suma cero en la educación, pre- valece la creencia de que el esfuerzo no se recompensa y que conseguir un diploma o un título universitario es poco menos que irrelevante. ⁹ El sentimiento de desafección ante el sistema educativo es inevitable, lo que puede llevar, entre otras consecuen- cias negativas, a que algunos justifiquen la corrupción como vía de escape legí- tima a la ruptura del contrato educativo. Un reciente estudio, ¹⁰ basado en los datos de la Encuesta Mundial de Valores, ha demos- trado que la mentalidad de suma cero está aumentando década a década en los paí- ses desarrollados y que esa tendencia está relacionada con la marcha de la economía, esto es, el crecimiento del PIB, durante el

periodo en que cada generación culmina sus estudios y hace la transición de la edu- cación al empleo. En el actual contexto pos- terior a la gran recesión y la pospandemia, las cohortes de nacimiento más jóvenes se muestran más proclives al convencimiento de que el éxito personal siempre tiene el precio del fracaso ajeno. La mentalidad de suma cero no afecta solo al pensamiento dominante sobre la economía o el mercado laboral, o a la configuración de expectativas y aspira- ciones personales y colectivas. Afecta tam- bién a la formación de las opiniones y, espe- cialmente, de las creencias, de un modo que puede explicarse recurriendo al famoso principio de Arquímedes: “Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo”. Arquímedes dijo esto dando por supuesto que no existe tal punto de apoyo, lo que implicaba que no es fácil eso de mover —o de cambiar— el mundo. Pero los “arquimedianos” ¹¹ , a lo largo de la historia, se han tomado al pie de la letra al gran matemático griego. Ejemplos de esta mentalidad de suma cero pueden encontrarse en cualquier planteamiento cuya pretensión sea explicar todos los fenó- menos del universo social, cultural, político y económico: desde las grandes teorías de la conspiración hasta las ideologías mejor articuladas, son proyectos que lo explican todo y están blindados a cualquier crítica porque, con la inmunidad autootorgada, hacen que la crítica se convierta en bume- rán y le dé en la cabeza a quien la hace. Por extensión, el arquimediano se caracteriza por su aversión a la compleji-

dad y la consiguiente pereza mental, que ejerce de modo militante. Así pues, cual- quier cuestión o fenómeno a debate tiene una sola clave, razón o explicación que excluye a todas las demás o las reduce a lo meramente anecdótico. Qué mejor ejem- plo que los debates periódicos —y en los periódicos— sobre PISA, donde compiten argumentos que afirman que la debacle de los resultados se debe a la mayor cantidad de inmigrantes con otros que señalan a las pantallas, mientras para otros la culpa la tienen los pedagogos y algunos arqui- medianos apuntan al declive de la familia y aun otros ponen toda la responsabilidad en la última ley educativa del Gobierno o en la colonización ideológica de las aulas. Su diagnóstico es tan potente que se puede excluir cualquier otra explicación: es una suma cero. Los que son más tramposos que tontos saben que los resultados de PISA podrían explicarse por alguna de esas cosas y aun por mil factores más. Admitirlo, sin embargo, restaría contundencia y cre- dibilidad a su análisis, por lo que prefieren instalarse en la mentalidad de suma cero. A partir de ahí, escuchamos y leemos cada día que las escuelas son parques de atrac- ciones, que los niños y los jóvenes de ahora son más tontos, que toda la educación moderna es adoctrinamiento y que hay una conspiración partidaria o planetaria, tanto da, para que los estudiantes aprendan cada vez menos y sean más manipulables. Es el principio de Arquímedes en estado puro, caricaturizándose a sí mismo.

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