comprender esta fase, nos tenemos que retraer a la evaluación final de la fase anterior, en la que parte del profesorado se vio mucho más implicado y con ganas de plantear una práctica educativa que realmente diera la vuelta a la tendencia a fracaso escolar del centro. Fue entonces cuando a finales del tercer trimestre y durante el mes de julio y septiembre de 2018, junto al último grupo de reflexión con el grupo ProCIE y entrevistas o reuniones informales, se planteó iniciar un proyecto piloto en primero de la ESO para comenzar en el curso escolar 2018- 2019. Este proyecto piloto supone un planteamiento disruptivo en la organización educativa y en lo metodológico, señalando los elementos más cruciales:
a) Espacios y tiempos para el trabajo colaborativo inter-docente.
b) Nuevos espacios y tiempos para el desarrollo curricular y la organización de las materias. Sobre esto último, la división de materias pasa por una división por cuatro ámbitos en las que aglutinan todas las asignaturas: científico-tecnológico; social y lingüístico; lengua extranjera; y práctico. c) Metodologías basadas en la experimentación, el juego o los proyectos. Al respecto, los talleres se entienden como elemento vehicular y esencial en el desarrollo metodológico y curricular del plan de centro y del proyecto de cada docente involucrado en el proyecto piloto de transformación de centro.
d) La colaboración con otras entidades y organizaciones sociales.
e) El aprendizaje-servicio dentro y fuera del centro.
f ) Proyecto de mediación y plan de convivencia democrático y participación, en el que las familias, estudiantes, profesorado y otros agentes voluntarios tengan cabida. En la figura 21 se muestra un esquema realizado por el equipo educativo del proyecto piloto, en el que se resumen los objetivos a alcanzar de cara al alumnado y que resume lo anteriormente mencionado.
Nómadas del conocimiento en contextos pedagógicos emergentes Fundación COTEC para la Innovación (#PIA2017)
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