Nómadas del conocimiento en contextos pedagógicos emergentes

oportunidades para dar a conocer sus potencialidades y capacidades. Por otra parte, tiene efectos en el equipo docente que puede dinamizarse y colaborar para desarrollar proyectos que no se ponen en marcha por falta de apoyo y de un clima favorable a este tipo de experimentos. La disrupción educativa no es fruto de la aparición de un «mago» que posee unas capacidades excepcionales para hacer cosas nuevas y sorprendentes. La vinculación de estas prácticas con el currículo genera problemas debido, fundamentalmente, a la dimensión evaluadora. ¿Cómo justificar ante la administración que estas acciones desarrollan competencias relevantes desde el punto de vista académico? Los docentes se sienten abrumados ante la perspectiva de tener que evaluar el desempeño de sus estudiantes en las prácticas disruptivas. La experiencia de este tipo de procesos administrativos no es positiva porque introduce una importante carga de trabajo y unos resultados que no se perciben como valiosos y útiles. La disrupción necesita ser visibilizada para que sea valorada en toda su extensión. Por otra parte, también exige un proceso de reflexión y análisis que permita reconocer lo realizado y proponer nuevos retos. Se trata de saber qué se hace, por qué se hace y cómo se hace. La dimensión comunicativa de la disrupción aparece como una estrategia muy importante para dar a conocer, por supuesto, pero además, para recibir apoyos, establecer nuevas colaboraciones y generar nuevos proyectos. Se hace necesario un cambio en la concepción de la función docente para dar cabida a nuevos enfoques metodológicos que satisfagan necesidades específicas en los centros educativos. La disrupción posee unos claros elementos emocionales . Los docentes no miden aspectos profesionales a la hora de poner en marcha un proyecto disruptivo. Surge de una fuerte motivación intrínseca y de una clara necesidad de compartir ideas y competencias, pero se mantiene gracias a la receptividad afectiva por parte de los demás, especialmente, de los estudiantes. Aunque se reciban apoyos administrativos, exista un reconomiento social e, incluso, se reciban premios, finalmente la razón por la que los proyectos disruptivos siguen vivos -o no- es la percepción por parte de los innovadores de que los destinatarios lo demandan, lo valoran, lo apoyan, lo alimentan y quieren ser co-protagonistas de este proceso. Los cuatro casos presentan la disrupción como una práctica para la «producción», que generan «productos» de carácter tecnológico, social, educativo,

Nómadas del conocimiento en contextos pedagógicos emergentes Fundación COTEC para la Innovación (#PIA2017)

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