En el taller los alumnos perciben que hay algo «muy diferente». El objetivo es el disfrute, el juego. No existen unos estándares que se deban cumplir, unos contenidos que explicar y aprender, no hay una evaluación cuyo resultado sea el aprobado o el suspenso, «no hay nada de eso». Hay proyectos que realizar y se llevan a cabo. La mayoría de las veces no existe una temporalización preestablecida. Se van haciendo y cuando se finalizan se reconoce el esfuerzo realizado y se siente la satisfacción por el logro alcanzado. Durante el proceso se ha disfrutado y el producto alcanzado es satisfactorio. El mérito no es individual, sino del grupo. Nadie recibe una valoración negativa, porque todos aportan, con independencia del esfuerzo y tiempo dedicados. Es, por consiguiente, un proceso radicalmente diferente al que se desarrolla en una clase de una asignatura curricular. En alguna presentación de la experiencia a otros docentes se pregunta acerca del solapamiento de las actividades del taller con contenidos curriculares de la asignatura de Tecnología. Pero el taller no se concibe como una actividad complementaria a ninguna otra asignatura. No pretende enseñar lo que en las asignaturas está establecido como currículo oficial. De hecho, con Antonino colaboran profesores de Tecnología y nunca se han planteado problemas con los contenidos, porque «hay mil cosas que hacer». Los profesores no perciben el taller como un intrusismo en sus competencias, una actividad que compita con sus propias funciones dentro del currículo. Si se diera tal problema, Antonino manifiesta que no existe ningún problema en cambiar sus proyectos, aunque hasta ahora no ha sido el caso. La colaboración es un principio esencial del taller. Ya sea en pequeños grupos o con todos los participantes del taller, la responsabilidad de cada uno es hacer su tarea, poner en juego sus cualidades y capacidades para desarrollar una labor que se valorará como un resultado del grupo, no de alguno de sus componentes. Los alumnos pueden acudir con dudas al taller acerca de sus competencias en determinados conocimientos como, por ejemplo, las matemáticas, pero Antonino les hace ver que su colaboración se realizará en aquello para lo que estén más capacitados o les motive especialmente. Este clima y actitud de colaboración permite que todos se «sientan cómodos». La falta de motivación es uno de los factores que impide obtener buenos resultados y tener éxito en determinadas tareas. Los estudiantes, que acuden voluntariamente al taller, ya poseen la motivación por la robótica y es un punto de partida fundamental. De hecho,
Nómadas del conocimiento en contextos pedagógicos emergentes Fundación COTEC para la Innovación (#PIA2017)
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