Nómadas del conocimiento en contextos pedagógicos emergentes

generan problemas de conciliación o de transporte. La legislación escolar establece que debe haber 30 minutos de recreo. En el centro actualmente se reparte en dos momentos de 10 y 20 minutos. En los inicios del taller el reparto era de 25 y 10 minutos, pero la inspección educativa no permitió los 35 minutos de recreo y hubo que eliminar el «exceso». Ahora disponen de un tiempo máximo de 20 minutos y Antonino anhela los cinco minutos que ha perdido. La observación del desarrollo de los talleres permite comprender cómo un tiempo tan reducido puede ser suficiente para lograr finalizar los proyectos: en primer lugar, porque los estudiantes se centran muy rápidamente en sus tareas, no esperan instrucciones y retoman su actividad donde la dejaron; en segundo lugar, porque es un taller donde se fomenta la autonomía y apenas se reciben indicaciones de los docentes, no hay tiempo para la «explicación» sino, en todo caso, unas orientaciones básicas al inicio del proyecto y enseguida se ponen a hacer cosas; en tercer lugar, porque se tutoriza en función de las necesidades que van surgiendo (Antonino cuenta con el apoyo de dos docentes de Tecnología y también con alumnos de cursos superiores que tutorizan a los estudiantes de primer curso de la ESO). En todo caso, cuando tienen que concluir algún proyecto, como con la sonda o el taller en SIMO Educación, quedan algunas tardes para avanzar en el desarrollo de las actividades. Las ventajas del uso del tiempo de recreo es que todos los participantes ya están en el centro y ocupan un momento de descanso para hacer cosas agradables. En ocasiones el recreo de muchos alumnos es un tiempo sin ningún propósito, que, además, puede ser incómodo si las condiciones meteorológicas no son favorables (lluvia, frío,…). Pero algunos tienen que decidir entre ocupar el recreo en la práctica deportiva que les gusta (futbol) o ir al taller de robótica. La decisión de participar en el taller resulta para algunos alumnos más atractiva que el deporte. Cuando tienen pruebas de evaluación, los estudiantes más aplicados prefieren ocupar el recreo en hacer un último repaso de los contenidos de la prueba de evaluación. Introducir esta metodología en el aula normal, en primer lugar, te quita la libertad que se posee: tienes unos contenidos que aprender, unos objetivos que alcanzar, una evaluación que aplicar. No existe tampoco una voluntariedad por parte de los estudiantes. Una asignatura curricular es obligatoria. «Todo cambia». Aunque fuesen los mismos alumnos y las obligaciones académicas pueden tener un grado de flexibilidad en todos los elementos del currículo, los estudiantes

Nómadas del conocimiento en contextos pedagógicos emergentes Fundación COTEC para la Innovación (#PIA2017)

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