Halpern, 2003; Robertson, 2016; Roth, 1974; Stoller, 1988). Algunos analistas creen que el compromiso interactivo desencadenado por el pedido de consentimiento es, por el contrario, la acción ética a tomar, con beneficios terapéuticos y una mayor precisión científica a partir de la inclusión de la perspectiva del paciente. Estos psicoanalistas (Aron, 2000; Clulow, Wallwork & Sehon, 2015; Crastnopol, 1999, LaFarge, 2000; Pizer, 1992; Scharff, 2000; Stoller, 1988) son menos renuentes a perturbar el tratamiento con un pedido de permiso. Dada la multitud de situaciones clínicas complejas que ocurren en las distintas fases de la terapia psicoanalítica, y las distintas posturas éticas que puedan tomar con respecto a cada una de ellas los analistas de cada tendencia teórica, no es viable para la API elaborar un procedimiento estándar para la presentación y la publicación de material clínico que sea éticamente firme y se pueda generalizar a todos los pacientes. Nuestra responsabilidad ética de proteger a nuestros pacientes y su tratamiento va más allá de las responsabilidades legales estrictas. Aun cuando el anonimato del paciente sea respetado, de modo que no sea reconocible para los demás, su autorreconocimiento podría tener repercusiones perturbadoras sobre su opinión del psicoanalista, de sí mismo y del tratamiento, sea en curso o concluido. Debido a estas limitaciones sobre nuestra capacidad para confiar en nuestras elecciones éticas particulares, además de nuestra responsabilidad ética individual como profesionales, proponemos un abordaje de preocupación compartida dentro de la comunidad [Inglés: “ community of concern ”, literalmente: ‘comunidad de preocupación’ – traductor .] (Glaser, 2002) en donde se introducen salvaguardias en varios puntos del desarrollo y la presentación del material clínico, mientras que la responsabilidad por su eficacia es compartida por todos los involucrados. El objetivo es el de fomentar una cultura de confidencialidad, en la que la protección de la privacidad y dignidad del paciente es una preocupación primordial en cada punto del desarrollo, la divulgación y la presentación del material clínico. 3.2 Reducción del daño potencial y experimentado en pacientes por las necesidades científicas, técnicas y éticas de la profesión de compartir la experiencia clínica. La presencia de una vida mental inconsciente en cada ser humano, y su intensa movilización durante el tratamiento tanto en el psicoanalista como en el paciente, en una espiral entrelazada de activación mutua, hace imposible pretender que una presentación clínica pueda ser exhaustiva o estar exenta de motivaciones inconscientes desconocidas por parte del autor. Además, el material clínico presentado como tema de una presentación siempre es, en cierta medida, una construcción generada por el analista. Esta observación hace que compartir material clínico con pares o supervisores sea tanto una necesidad profesional como un llamado constante a la modestia científica. La realidad es que no podemos saber todo lo que podríamos estar comunicando inconscientemente al escribir o hablar para otros, sobre nuestros pacientes. Y no podemos predecir con seguridad el impacto que tendríamos sobre ellos, sea en lo inmediato o mucho después, al descubrir que su
12
Made with FlippingBook - Online catalogs