psicoanalista ha escrito sobre ellos con o sin su permiso. Entonces, nos vemos obligados a concluir que nuestra responsabilidad ética es paradójica: somos responsables del impacto que pueda tener sobre nuestros pacientes la divulgación que hacemos de su material clínico a otras personas, a pesar del hecho de que no podamos predecir ni controlar plenamente este impacto, o ni siquiera conocer qué aspectos del material podrían haber eludido nuestra percepción. La tensión entre la confidencialidad y la necesidad del analista por compartir se expresa en la asesoría legal pedida por la API a nuestra abogada del Reino Unido, Anya Proops. Por un lado, ella concluye: "En general, es difícil ver cómo la divulgación de datos efectivamente anonimizados podría significar un abuso de información privada bajo el derecho común". Por otro lado, este consejo está sujeto a la siguiente advertencia: "Si en la práctica se les da a entender a los pacientes que ningún aspecto de lo que dicen durante el tratamiento será divulgado a terceros, entonces, los psicoanalistas se estarían exponiendo inevitablemente a sí mismos a demandas viables por violación de la confidencialidad si divulgan cualquier información generada en el transcurso del tratamiento, aun en forma anónima". (Proops, 2017, pp. 15-16). Una sugerencia práctica relacionada con la confidencialidad de las presentaciones clínicas sería la de instar a los autores que exponen material clínico en presentaciones científicas o que publican material clínico a hacer una declaración parecida a las ilustradas por los ejemplos imaginarios anteriores (ver 3.1). Esto se podría considerar como análogo a la divulgación de conflictos de interés que se ha vuelto obligatoria en los informes médicos. El propósito sería doble: por un lado, estas declaraciones podrían motivar a sus autores a efectuar una evaluación más completa del equilibrio entre la confidencialidad y la divulgación científica, y, por otro lado, podría brindarles a los pacientes que se enteran de que se ha infringido su confidencialidad, una explicación de la razón de ello y la ocasión posible para un trabajo analítico posterior. Dado que la búsqueda del nombre de un autor en Internet es el acceso más fácil y común que tienen los pacientes y otras personas a las publicaciones que podrían contener información privada, una forma de proteger la confidencialidad es mediante la publicación o la presentación anónima o bajo seudónimo. Un ejemplo del abordaje de preocupación compartida dentro de la comunidad sería alentar las consultas con uno o más colegas antes de incluir material en una presentación. 3.3 A nivel institucional: enseñanza No todos los institutos incluyen actualmente discusiones profundas sobre los problemas de la confidencialidad durante la formación. La importancia de la confidencialidad en el tratamiento psicoanalítico requiere que los candidatos tomen consciencia de este problema tempranamente en su formación, al ser identificado como un punto clave de nuestra práctica. Las siguientes propuestas podrían ayudar a colocar la confidencialidad como aspecto central del psicoanálisis desde los primeros pasos de la formación:
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