8 CONCLUSIONES GENERALES El principio de que la confidencialidad es uno de los pilares del psicoanálisis, enunciado por la API en su Código de Ética , tiene consecuencias tanto para la API como organización profesional como para sus miembros individuales. La confidencialidad es un asunto que atañe tanto a la ética como a la técnica. La preservación rigurosa de la confidencialidad es esencial para el bienestar y el desarrollo futuro del psicoanálisis, como también para el bienestar y el beneficio de los pacientes. Garantizar la preservación de la confidencialidad puede ser una tarea compleja y difícil, y como profesión, debemos revisarla constantemente. En nuestra cultura profesional actual, existen brechas entre la teoría y la práctica de la confidencialidad. Sabemos, aunque tan sólo sea por anécdotas, que en la práctica psicoanalítica, la minuciosidad empleada en la preservación de la confidencialidad es altamente variable. Este informe apunta a contribuir al desarrollo de una cultura de confidencialidad en la cual los fracasos de la confidencialidad en nuestra práctica, puedan ser reconocidos, pensados, comprendidios y abordados. En este informe, hemos identificado riesgos importantes para la confidencialidad en tres amplias áreas: ● Ai nl dciovmi dpuaa rl et isr ymaa pt earciiaelnctleí ns iec no ge ennt reer ac lo, lpe egraos , qquuee pbueendeef i ec ni at raapr aecni eunnt ecso n f l i c t o ilanecvointafibdleenyc,ieanlidúaltdim(vaerinSsetaccnicóina,3ir)r;econciliable, con la necesidad de preservar ● Ee xnc el ul sui svoa md ee nl at se ,t ee nl e ce ol m" a un ná il icsai cs i ao ndei ss t ya nl ac itae"c, nqouleo ge ísat ,áeps lpaenctieaal mn deon tneu, ea vuonsq ruiee sngoo s para los cuales existe sólo una protección parcial (ver Sección 4); ● Ea cnc leodsepr eadni doot as sddeepl apcrioecnet seos , ye tt ce.r, ceenr odso n( idnec llua ys ecnodnos ildaesraauc ti oo nr iedsaédtei cs al es gyatl ée cs n) idcea s e5sytá7n).en riesgo de ser subordinadas a consideraciones políticas (ver Secciones Además, en estas tres áreas, surgen problemas en relación con la posibilidad de obtener un "consentimiento informado", dadas las complicaciones derivadas de la transferencia en cualquier situación psicoanalítica y el desconocimiento inherente del contenido psíquico inconsciente en todas las etapas del tratamiento psicoanalítico. La API tiene la responsabilidad de brindar directrices para todos sus miembros sobre todos estos riesgos, pero las directrices sólo podrán ser de carácter general. Los psicoanalistas individuales no pueden evitar la obligación de tomar decisiones éticas y técnicas difíciles en cada caso particular, a menudo con información inadecuada. Para este fin, podrían necesitar no sólo directrices sino también un apoyo institucional. Los psicoanalistas en general necesitan estar mejor informados sobre los riesgos de la
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