2 PRINCIPIOS GENERALES 2.1 Confidencialidad desde un enfoque psicoanalítico y no psicoanalítico Como profesión tenemos una responsabilidad hacia nuestros pacientes, entre colegas y para con la sociedad en general. Por lo tanto, debemos contar con formas de entender la confidencialidad desde el punto de vista del psicoanálisis y desde otros puntos de vista. Necesitamos reivindicar y defender los requisitos de una concepción específicamente psicoanalítica de la confidencialidad, a la vez que nos mantenemos conscientes de un discurso más amplio, no psicoanalítico, y, cuando es necesario debemos diferenciarlos. Para los psicoanalistas, la confidencialidad no es meramente requisito para una conducta segura o ética de un trabajo que de otro modo podría ser ejercido en forma no segura o no ética. La confidencialidad es fundamental para el método psicoanalítico en un sentido más radical: sin la expectativa de confidencialidad el psicoanálisis sería imposible, porque tanto la asociación libre del paciente como la escucha libre del psicoanalista se verían viciadas. La confidencialidad funciona como una contención y como un límite que separa el espacio analítico del espacio social, más amplio. La API establece explícitamente en el Código de Ética que la confidencialidad es “uno de los pilares de la práctica del psicoanálisis”. (API, 2015, Parte III, apartado 3a). 2.2 La responsabilidad del psicoanalista sobre el encuadre La función del psicoanalista implica grandes responsabilidades por la forma en que el encuadre psicoanalítico estimula y al mismo tiempo frustra la regresión, los deseos no satisfechos y las fantasías inconscientes. La responsabilidad del psicoanalista abarca tener conciencia sobre el poder seductor inherente al encuadre psicoanalítico. Aunque se desatan emociones e impulsos inconscientes en ambos protagonistas del encuentro analítico, existe una importante asimetría ética: el psicoanalista debe respetar la autonomía y separación del paciente, sea o no esta actitud correspondida por el paciente. El pleno impacto de la persona del analista y del encuadre en el tratamiento y en la reacción del paciente hacia él, nunca serán totalmente conocidos por el analista, aunque deba tratar de evaluarlo. Por esta razón, aunque el consentimiento del paciente para una divulgación de información confidencial sea suficiente desde un punto de vista no psicoanalítico, dicha divulgación puede seguir siendo éticamente comprometedora a los ojos de muchos psicoanalistas que sentirían que el paciente no siempre puede saber en determinado momento cómo la transferencia ha afectado su consentimiento. 2.3 La confianza del paciente en que el psicoanalista protegerá su confidencialidad Para que un psicoanálisis sea posible, el paciente debe poder confiar en que el psicoanalista protegerá la confidencialidad de sus comunicaciones. No es necesario que el paciente confíe en el psicoanalista en todos los sentidos y esto puede incluso ser clínicamente objetable,
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