La economía intangible en España (Actualización 2023)

INFORME COTEC 2023 | LA ECONOMÍA INTANGIBLE EN ESPAÑA | Evolución y distribución por territorios y sectores (1995-2020)

Tras la introducción, el informe se distribuye en cuatro capítulos. El primero ofrece una panorámica de la situación de España en el contexto internacional desde la perspectiva de la inversión realizada en activos intangibles. El capítulo 2 amplía la información para España más allá de la disponible para la muestra de países que componen la base de datos internacional. El tercer capítulo entra en el detalle de la desagregación territorial que se completa en el anexo de este informe con fichas individuales para cada una de las CC. AA. (excluidas las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla). Por último, el capítulo 4 analiza la distribución sectorial de la inversión en activos intangibles para España, considerando 27 ramas de actividad. En las líneas que siguen se presentan los principales mensajes de cada uno de estos capítulos. El capítulo 1 supone un baño de realismo puesto que nos permite comprobar –no sin pesar– que España ocupa una de las posiciones más rezagadas

bien posicionada en diseño y otros productos y en software , mientras que en el resto de activos ocupa los últimos lugares. Esto es especialmente preocupante en tres de los activos que mayor impacto ejercen sobre el avance de la productividad: I+D, formación específica de los trabajadores y mejora de la estructura organizativa, en los que ocupa posiciones muy rezagadas. El capítulo 2 ofrece información adicional para España. El primer resultado de interés es que la inversión en los intangibles que todavía no son reconocidos como activos por la Contabilidad Nacional (diseño, imagen de marca, capital humano específico de la empresa y estructura organizativa) añadirían un 30,6% más a la inversión, y un 4,4% al PIB si fueran contabilizados. Dicho de otra forma, las cifras oficiales subestiman en estos porcentajes a la inversión total y al PIB. El segundo resultado es la constatación de que la inversión en intangibles es

–si no la más rezagada– de todos los países considerados: ocho países de la UE-27 (Alemania Francia, Italia, España, Finlandia, Países Bajos, Portugal y Suecia), Estados Unidos y el Reino Unido. De hecho, en 2019 ocupa la última posición tanto si escalamos la inversión en intangibles por el PIB como por la inversión total (ambas magnitudes convenientemente ampliadas para tener en cuenta todos los activos intangibles). La buena noticia es que ha sido uno de los países que experimentó las tasas de crecimiento más elevadas a lo largo del periodo 1995-2019. Sin embargo, este crecimiento no ha sido suficiente para hacer desaparecer las distancias que todavía le separan del resto de los países desarrollados. La excepción es el Reino Unido, que ha sido el único país con variaciones negativas en el periodo más reciente, 2014-2019. Un segundo resultado, tampoco positivo, es que, si se distingue por tipo de activo, España solo está algo

más resiliente –menos sensible al ciclo– que la inversión en activos tangibles. Este es un resultado bastante general del que solo parecen escapar Estados Unidos, Finlandia y Suecia. Y el tercero, que mientras la inversión en intangibles reconocidos por la Contabilidad Nacional ( software , I+D, y resto activos inmateriales) representa un porcentaje menor que la parte todavía no reconocida, su crecimiento ha sido mayor. La desagregación por tipo de activos intangibles apunta a la inversión en software e I+D como la más dinámica en el conjunto del periodo. En los años de recuperación tras la Gran Recesión, 2014-2019, el diseño y otros productos fue el que más creció. En 2020 todos los activos, con la única excepción de la I+D, experimentaron variaciones negativas, especialmente intensas en el capital humano específico de la empresa, diseño, software e imagen de marca. El capítulo 3 presenta la desagregación regional de la inversión en activos

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