Nita miró a su alrededor. La gente pasaba a su lado. Los niños jugaban. Los músicos seguían tocando. Y cuando estaba a punto de creer que nadie la había escuchado . . .
“I have a banana,” said a small voice by her elbow.
—Yo tengo un plátano —susurró una vocecita a la altura de su codo.
Made with FlippingBook - Online catalogs