Revista Vivienda Infonavit Año 5, Num 1 (Junio 2021)

1 Para los economistas clásicos, la tierra ocupaba un lugar fundamental junto al capital y al trabajo. Pormucho tiempo fue el factor de producciónmás importante y la principal fuente de riquezade las sociedades. Durante lamayor partedenuestrahistoria, al menos desde los tiempos de la primera revo- luciónagrícolahace 10000años, la tenencia de la tierra determinaba la distribuciónde la riqueza dentro de una sociedad y, con ello, la posición en su jerarquía social. Entre los años 10000a. e. c. y el sigloXIX, en lamayor parte del mundo, ser propietario de tierras productivas para la agricultura o la explota- ciónde recursos naturales como lamadera o de minerales era garantía de riqueza. Tener pocas tierras, que estas fueranpoco produc- tivas ono tenerlas condenaba a las personas a niveles de vida inferiores. Para ejemplificar la importancia que tenía la tierra en el pensamiento de los eco- nomistas clásicos es útil repasar la obra de David Ricardo. Siempre un agudo observa- dor de la realidad económica de su tiempo, Ricardo comenzó a formalizar estas rela- ciones. Se dio cuenta de que la escasez de tierra productiva era una fuente de rentas en la economía y que la poca productivi- dad de la agricultura mantenía los precios de los alimentos muy elevados (Ricardo, 1817). Esto, a su vez, en esencia significaba una transferencia de recursos de las clases trabajadoras a los rentistas, debiendo pagar una proporciónmayor de los ingresos de su trabajo para satisfacer sus necesidades bási- cas de alimentación, lo que tenía un claro efecto desigualador. Al mismo tiempo era un problema para los dueños del tercer factor de producción, el capital, pues las altas rentas hacíanmenos atractivas otras inversiones y limitaban las ganancias que se podían obte- ner de la especialización. De estas obser- vaciones por parte de Ricardo, eventual- mente saldrían, además de su famosa teoría del comercio, una serie de argumentos que terminarían en la abolición de las llamadas Leyes delMaíz, que aseguraban las rentas de los terratenientes al impedir el libre comer- cio de alimentos. Otro ejemplo, en el mismo período, lo da un amigo cercano de David Ricardo: el igualmente famoso ThomasMalthus. Él for- muló la idea que llegaría a conocerse como

Ciudades más densas son ciudades más productivas, ciudades más productivas harán que la economía del país crezca más y con ello harán posible una mayor calidad de vida para todas las personas.

la trampa malthusiana, la cual afirma que la población crece demanera exponencial, y los alimentos, en el mejor de los casos, de forma geométrica (Malthus, 1798). El modelomal- thusiano —quizá el primer modelo econó- mico en el entendimiento moderno de la economía— es otra muestra de lo relevante que era la tierra para los economistas clási- cos. Para Malthus era imposible volver a la tierramás productiva pues, al igual que pen- saba Ricardo, los trabajadores enfrentarían rendimientos marginales decrecientes si intentaban trabajar más, y aúnmás tratán- dose de un activo fijo, como lo es la tierra. Su lúgubre conclusión era que las socieda- des estaban condenadas al estancamiento, eternamente fluctuando alrededor de la subsistencia conforme la población crecía en tiempos de abundancia y colapsaba con enfermedades o hambrunas. Como estos ejemplos podemos encon- trar otros más que apuntan al gran valor de la tierra como factor de producción, pero tras las revoluciones industriales que ocurrieron en el siglo XIX, la famosa trampamalthusiana se fue rompiendo para algunas sociedades. La industrialización trajo una aceleraciónde la urbanización, el comercio internacional permitió que en algunos países se liberaran recursos que estaban atrapados en el sector agrícolaypermitieranel surgimientodenue- vas industrias. Así es como la tierra

fuedesapareciendodel lenguaje de loseconomistasal pensar en los factores de producción, lo que convirtió al capital y al tra- bajo enel dúodominante.

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