XI. CONCLUSIÓN
Como se observa en el cuadro XI-7, América Latina está sistemáticamente detrás de la Península Ibérica en todos los indicadores de desarrollo de la digitalización (consu- mo y procesos productivos) y el nivel de la innovación. La misma relación se registra en términos del impacto económico normalizado de la digitalización (efectos indirec- tos y creación de empleo) y la inversión en el ecosistema digital (telecomunicaciones y capital de riesgo) 63 . En este sentido, la definición de políticas públicas debe considerar fundamentalmente que es lo que América Latina debe hacer para acercarse a los índi- ces de desarrollo de la Península Ibérica. La velocidad de cambio del ecosistema digital es tal que la única posibilidad para América Latina es saltearse etapas intermedias de desarrollo productivo para alcan- zar a las naciones más avanzadas. El objetivo es propiciar el desarrollo de sociedades inteligentes, basadas en la incorporación intensa de tecnologías digitales en sectores in- dustriales como la logística, manufactura, energía y salud, y en la gestión de la seguridad y el espacio físico. Esto implica la formulación de nuevas cadenas de valor, la creación de entornos colaborativos entre el sector público y privado, y el apoyo a las nuevas di- námicas de consumo digital. Para que esto ocurra, el esfuerzo innovador debe ser sistemático, en lugar de pro- ceder al azar, orientándose en base a un enfoque objetivo. Es fundamental que América Latina se inserte en nuevos mercados y entornos geopolíticos (por ejem- plo, el Acuerdo de Asociación Transpacífico). Si así no lo hace, América Latina corre el riesgo de aislarse de algunas cadenas de valor. Es por ello que Iberoamérica debe ser examinada desde una perspectiva global, asignando responsabilidades globales de I+D en el ecosistema digital. Desde el punto de vista interno, es fundamental construir vasos comunicantes entre naciones y espacios de innovación abiertos. La innovación abierta debe existir no solo entre los países sino también entre sectores al interior de las naciones. Esto implica la colaboración inter-empresaria, entre sectores económicos, y la relación entre el sector productivo y el mundo académico. Para ello, se deben eliminar los costos de fricción ocasionados por competencia irrestricta, promoviendo al mismo tiempo entornos cola- borativos en las cadenas de valor. El desarrollo de la digitalización y la promoción de la innovación requieren la puesta en práctica de dos tipos de política pública. La primera se orienta a crear las condiciones (denominadas también facilitadores sistémicos) que favorezcan el desarrollo de estos cambios fundamentales. Estas intervenciones se enfocan en cambios legislativos y la implementación de políticas que estimulen el desarrollo y acceso a los factores de pro- ducción necesarios para el crecimiento de la digitalización (fundamentalmente, capital humano, capital de inversión).
63. La única métrica donde América Latina supera a la Península Ibérica se refiere al peso económico (o participación en el PIB) del ecosistema digital. Esto se debe principalmente a la dimensión del PIB en la Península Ibérica como denominador en el cálculo de la razón estandarizada.
INICIATIVAS EMPRESARIALES Y POLÍTICAS PÚBLICAS PARA ACELERAR EL DESARROLLO DE UN ECOSISTEMA DIGITAL IBEROAMERICANO
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