El ecosistema digital iberoaméricano

II. ANÁLISIS DEL ECOSISTEMA DIGITAL Y SU CONTRIBUCIÓN ECONÓMICA

II.1.1. Demanda individual de productos y servicios digitales

Con anterioridad a la universalización de Internet, la comunicación y distribución de información al consumidor individual se producía en base a servicios de telecomuni- caciones de voz transmitidas mediante las redes de telefonía fija y móvil, la televisión abierta analógica, la televisión por suscripción, y la radio. El consumo de contenidos se operaba a partir de un incipiente uso de computadoras de escritorio, llamadas telefóni- cas, mensajes cortos de texto, alquiler y compra de películas o videojuegos, o adquisición de CDs de música, entre otras plataformas. La digitalización de contenidos y el arribo de los servicios clásicos de Internet eliminaron las distancias físicas entre usuarios y fa- cilitaron la reproducción de contenidos, permitiendo la circulación de información en tiempo real. Con el despliegue de la banda ancha, las posibilidades de interacción se ampliaron, la idea de participación y expresión se democratizó con la masificación de Internet como plataforma de intercambio facilitada por la llegada de interfaces amiga- bles que no requerían de habilidades tecnológicas especiales por parte de los usuarios. A partir de este cambio, los usuarios se convierten en productores de contenido y comien- zan a interactuar entre sí, en vez de acceder a un sitio que opera de manera vertical. Al mismo tiempo, las plataformas entregan valor informativo que es actualizado permanente- mente cuantos más usuarios acceden a las mismas, consumiendo e integrando información de múltiples fuentes. Así, emerge una interacción entre la cadena productiva y el usuario de- finida a partir de una “arquitectura de participación”. Este fenómeno participativo se basa en numerosos modelos de plataformas, como los blogs (se estima que existen alrededor de 133 millones en la actualidad), wikis, juegos de video virtuales (con más de 250 millones de abonados en Estados Unidos solamente), redes sociales (1,4 miles de millones de miem- bros en Facebook y 120millones en LinkedIn ), y comunidades virtuales (como Trip Advisor ). Adicionalmente a la producción de contenidos, el usuario también se transforma en un participante activo en el desarrollo de producto. Este cambio de comportamiento re- presenta una discontinuidad adicional en el proceso creativo. La popularización y la disponibilidad de herramientas flexibles permiten a los usuarios comenzar a modificar aspectos de la oferta de productos recibida por medio de Internet. De esta manera, el usuario define qué contenidos acceden en sus newsfeeds de las plataformas de agrega- ción como Facebook, qué tipo de interacción tendrán con su círculo social y familiar, y hasta qué tipo de configuraciones de software quieren utilizar. El acceso a las aplicaciones gratuitas o parcialmente gratuitas se realiza por un lado a través del modelo de negocio bilateral que incluye las transacciones monetarias, y por otro, a través de una nueva circulación de valor que son los datos del usuario (muchas veces sin su consentimiento). Estos datos son la moneda de intercambio entre el due- ño de la aplicación y el que paga porque esta sea gratuita. Adicionalmente los datos de comportamiento del usuario son el combustible de la aplicación que permite que esta se convierta en máquinas de aprendizaje y de generación de conocimiento sobre pa- trones de comportamiento y consumo. Independientemente del modelo explicado, los datos de los usuarios pueden permitir aplicaciones de alto impacto social, como por ejemplo la gestión de la circulación del transporte urbano. Al mismo tiempo, el uso de información sobre el usuario puede plantear riesgos respecto al derecho a la privacidad.

INICIATIVAS EMPRESARIALES Y POLÍTICAS PÚBLICAS PARA ACELERAR EL DESARROLLO DE UN ECOSISTEMA DIGITAL IBEROAMERICANO

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