¿QUÉ HEMOS APRENDIDO?
Para que un equipo colabore, sobre todo en entornos virtuales, se hace especialmente importante la organización de los encuentros con tareas repartidas y normas de comunicación preestablecidas que permitan llegar a conclusiones positivas y constructivas. Para ello, además de compartir objetivos y visión y generar motivación, hay que planificar, gestionar los tiempos y definir las herramientas que se van a utilizar, así como entrenar determinadas actitudes: empatía, escucha activa, confianza, participación, asertividad, humor, resiliencia, liderazgo compartido, mirada apreciativa, autocrítica personal y grupal, lenguaje positivo y respeto. Hay que poner a disposición del grupo los talentos de cada uno. Los participantes han propuesto una serie de recursos y medidas que poner en práctica para dar soporte a estos equipos en el presente y futuro de la escuela. Estas son sus ideas:
• Elegir bien las herramientas digitales: sencillas, que motiven y no abrumen (trabajo, comunicación, etc.).
• Cultivar las dinámicas de trabajo: ir de lo grande a lo pequeño, volver; estructurar los encuentros con motivaciones, grupos, tiempos, cierres, etc.; fomentar la cohesión y el liderazgo compartido.
• Trabajar las videoactas como conclusión.
• Utilizar repositorios de material compartido.
• Plantear espacios o eventos de formación también a través de personas externas al propio entorno laboral.
• Usar redes o foros de profesorado independientemente de su edad o puesto.
• Disponer de espacios y tiempos flexibles, de opcionalidad.
• Tener un coordinador TIC disponible para solucionar, ayudar y crear materiales.
• Crear una app que incluya mensajes diarios positivos, un calendario colaborativo, agendas personalizadas, documentos compartidos, guías y tutoriales de descarga, imágenes, fotos y vídeos, un servicio de comunicación instantánea, un almacén de ideas y creaciones, una zona de recapitulación y un tablón de anuncios para la comunidad educativa.
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