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La Economía intangible en España
INTANGIBLES: DEFINICIÓN Y CLASIFICACIÓN
Existen distintas definiciones alternativas de activos intangibles (Schreyer 2007) pero, segura- mente, la más completa y la que ha sido recibida con mayor aceptación, sea la proporcionada por Corrado, Hulten y Sichel (de aquí en adelante, CHS) (2005, 2009). Estos autores abordan conceptualmente el problema recurriendo al marco estándar en la teoría económica que es- tablece que «cualquier uso de recursos que reduzca el consumo corriente con la finalidad de aumentar el consumo futuro debe ser considerado como inversión». En consecuencia, todos los tipos de capital deberían ser tratados de forma simétrica. Por ejemplo, «la inversión en capital ligado al conocimiento debería tratarse de la misma forma que la inversión en planta y equipo». Así expresado, la definición es tan amplia que permite incluir muy diversos activos, por ejemplo, el capital intelectual, humano y también el organizativo. Una de las grandes ventajas de la aproximación de CHS, especialmente su énfasis en el trata- miento simétrico de los activos tangibles e intangibles, es que no requiere definir a los intangi- bles de acuerdo con características específicas. Desde su perspectiva, lo importante es razonar en términos de bienes de capital, preguntándose si un gasto determinado hoy cumple el requi- sito de proporcionar un mayor consumo mañana. El cuadro 1 proporciona una versión revisada de la clasificación de los activos intangibles si- guiendo la propuesta de CHS (2005). En el momento en que estos autores —que son el refe- rente de toda la literatura posterior— realizaron la selección de activos a incluir, solamente la denominada Información Digitalizada —integrada por el software y las bases de datos— era considerada como inversión por la Contabilidad Nacional. Más recientemente, el Sistema de Cuentas Nacionales 2008 (y su versión para la Unión Europea, SEC 2010) han incorporado dos de los componentes de la denominada Propiedad de la innovación . Por lo tanto, en la actualidad es importante distinguir entre los activos que ya forman par- te del Producto Interior Bruto (PIB), de los que no lo están. Al primer grupo pertenecen el software y las bases de datos, la I+D y otros activos intangibles como la prospección mi- nera y los originales de obras recreativas, literarias y artísticas. A la agregación de este grupo de activos los denominaremos Activos Intangibles incluidos en el PIB (AIPIB) . A los restantes que aparecen en el cuadro 1 —diseño y otros nuevos productos; publicidad; estudios de mercado; capital humano específico de la empresa (formación a cargo del empleador); y estructura organizativa— nos referiremos como Activos Intangibles Más Allá del PIB (AIMAPIB) . Puesto que estos últimos activos no están —al menos no todavía— incluidos en el PIB de- bemos revisar al alza el dato proporcionado por la Contabilidad Nacional para la inversión y el PIB con el fin de añadir la inversión realizada en ellos 2 . En lo que sigue distinguiremos entre Inversión e Inversión ampliada , y entre PIB y PIB ampliado. El adjetivo ampliado indica que nos referimos a la iversión y PIB calculados tras añadir los activos intangibles cuya incorporación al sistema de cuentas nacionales no ha sido aprobada, al menos no todavía.
2 El hecho de tratar los gastos en intangibles (los denominados AIMAPIB) como inversión en lugar de considerarlos consumos inter- medios como hace actualmente la Contabilidad Nacional supone un cambio de enfoque con consecuencias prácticas que conviene tener en cuenta. En primer lugar, la cifra de inversión (FBCF) total ofrecida por la Contabilidad Nacional del INE debe ampliarse para incluir las inversiones en activos intangibles, que a su vez, reducen la cifra total de consumos intermedios. Sin embargo, a su vez esta reclasificación de los gastos en intangibles supone también un cambio en el PIB (y VAB), que se ve incrementado al incluir por el lado de la demanda, la nueva inversión en intangibles, y por el lado de la renta y la oferta, la remuneración derivada del uso de estos nuevos capitales intangibles a los que da lugar dicha inversión. Así pues, para ser consistentes con los supuestos que subyacen al cálculo de la inversión en intangibles, es necesario calcular una nueva cifra de inversión y PIB agregados: la Inversión ampliada y el PIB am- pliado . Véase CHS (2005, 2009) o Mas y Quesada (2014) para tener una explicación más detallada de estos ajustes.
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