El IICA ante covid-19 (Setiembre)

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Trabajando con Jóvenes Rurales en América Latina: Una Revisión Crítica Necesaria

Miradas Diversas En este sentido, quisiera aportar algo que hemos venido trabajando desde hace mucho tiempo y que me parece que es muy impor- tante, cuando analizamos políticas públicas vinculadas con jóvenes rurales: cómo abordan o consideran a las juventudes estas políticas públicas. Hemos encontrado que hay por lo menos tres grandes miradas: (i) jóvenes como un grupo de riesgo; (ii) jóvenes como sujetos de derecho; y (iii) jóvenes como actores estra- tégicos del desarrollo. Para muchas políticas públicas, las y los jóvenes rurales son un simple grupo de riesgo. Enfrentan dificultades de toda clase (pobreza, hambre, falta de acceso a la educación, des- empleo, acceso precario a la salud y un largo etcétera en la materia). Por lo tanto, las po- líticas públicas se formulan en torno a tratar de prevenir esos riesgos y a atender las con- secuencias cuando los riesgos ya están mate- rializados. Pero lo fundamental es plantearse de qué manera se puede considerar cuando los ries- gos fueron o son superados, y cómo se dimen- sionan los riesgos. Es toda una dinámica muy particular, muy perversa en muchos aspectos, que obliga a tratar de tener muy en considera- ción el enfoque de los derechos como norte. “Si somos conscientes de que las juventudes rurales sonmuy diver- sas, es importante que nuestras experiencias e iniciativas programáticas reflejen esa diversidad y eludan el camino fácil de las respuestas homo- géneas que, en realidad, apenas van a ser perti- nentes para algún sector en particular.”

Realidades Diversas América Latina es una región con una enorme diversidad. Tenemos realidades con- cretas muy distintas unas de otras, jóvenes que pertenecen a sectores muy integrados de la economía agraria, jóvenes que rea- lizan actividades sobre todo en el campo universitario en relación con el tema rural, y otros más excluidos. A esto se suman las diferencias étnicas, raciales, en términos de pertenencia a familias de distintos sectores y distintos niveles de ingreso; quienes se vin- culan a experiencias de agricultura familiar, cooperativas, etc. Estamos hablando de ju- ventudes muy diversas. Y, por si fuera poco, las distancias económicas y culturales que existen entre las regiones de América Lati- na, hacen realmente difícil poder hablar de estos temas sin tener en cuenta la diversidad de situaciones. Hay, además, una necesidad muy grande e imperiosa de incidir de la mejor manera po- sible en las políticas públicas que tienen que ver con la juventud rural. Esto implica muchos desafíos, sin ninguna duda, y yo quisiera cen- trar aquí mis comentarios, porque considero que es donde puedo aportar en un foro de esta índole y ayudar a la reflexión colectiva en la materia. El primer punto, es que si somos cons- cientes de que las juventudes rurales son muy diversas, es importante que nuestras expe- riencias e iniciativas programáticas reflejen esa diversidad y eludan el camino fácil de las respuestas homogéneas que, en realidad, ape- nas van a ser pertinentes para algún sector en particular. En segundo lugar, si queremos que la di- versidad de realidades sea tomada en conside- ración en otros círculos, circuitos o ámbi tos, es imprescindible que los y las jóvenes rurales establezcan mecanismos de diálogo muy fluidos y dinámicos con otros jóvenes (de otros sectores) y a su vez con adultos, tanto en el medio rural como en el urbano, y sin duda con las instituciones que formulan políticas públicas.

En otros casos, las políticas públicas toman a los y las jóvenes rurales como a cualquier otra persona, independientemen- te de su edad, género, etc, como sujetos de derecho. Se parte de la base de que los y las jóvenes rurales tienen que tener garantiza- dos una serie de derechos y las políticas pú- blicas se formulan con esa mirada. Se tiene entonces una diferencia marcada, porque mientras en el enfoque de riesgo se trabaja con jóvenes en esa condición, en el enfoque de sujetos de derechos se trabaja con el con- junto de la juventud. Finalmente, está el enfoque que conside- ra a las y los jóvenes como actores estraté- gicos de desarrollo. ¿Esto qué quiere decir?: que no solamente son un grupo de riesgo, ni solamente sujetos de derecho, sino que ade- más pueden ser actores protagónicos del pro- pio desarrollo (de sus medios rurales en este caso) y del desarrollo integral en nuestros países, ¿Por qué? Porque están más y mejor capacitados que cualquiera de las generaciones jóvenes ante- riores, en tanto han tenido mucho más y me- jor acceso a la educación, capacitación, pre- paración, etc., y a su vez tienen una relación mucho más dinámica y fluida con las nuevas tecnologías de la información y la comunica- ción. Por lo tanto, están mucho más y mejor preparados que los adultos, para asumir mu- chas de las responsabilidades y los desafíos del siglo XXI. Con esta pandemia (COVID-19) hemos tenido que virtualizar la educación en casi todos nuestros países, y ha habido diferen- cias muy grandes en cuanto a los niveles de conectividad. Pero incluso en los países con buenas condiciones en cuanto a conec- tividad, los profesores no están preparados adecuadamente para poder utilizar ese tipo de herramientas, sobre todo los adultos y adultos mayores quienes tratan de hacer este tipo de tareas con mucho esfuerzo, pero que no lo logran tan bien como las juventudes y eso podría plantearse en cualquier esfera del desarrollo.

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