• Los alumnos aprenden en la misma proporción durante el curso presencial independientemente de su estatus socioeconómico: la escuela logra así un efecto igualador. • Al reducirse el curso presencial durante aproximadamente un tercio del tiempo, se reduce el aprendizaje presencial para todos en un tercio. • A cambio, para los alumnos de rentas medias y altas se asume que la situación de aprendizaje desde casa tiene una ligera pérdida de aprendizaje del 20% respecto a una situación de aprendizaje presencial. • Para los alumnos de rentas más bajas, debido a la brecha digital y sociocultural de las familias, se asume en línea con Copper, Borman y Fairchild (2010) que los alumnos desaprenderán durante este proceso, aunque probablemente en menor medida que en verano (ya que algunos siguen conectados de algún modo con docentes). • Durante el verano, realizamos el mismo supuesto que Cooper, Bormain y Fairchild.
Como se ha apuntado previamente, esta situación es especial, ya que está a camino entre un periodo de inte- rrupción del tiempo escolar (mediado por una educación online mayorita- ria, pero no universal) y un verano alargado, con un plazo probable pero breve de paso por las aulas en junio. Partimos del supuesto del análisis del impacto del verano en el aprendizaje de Copper, Borman y Fairchild (2010) para tratar de comprender qué pode- mos esperar en términos de apren- dizaje para los alumnos: los autores asumen que los alumnos de renta media y alta reducen su progreso de aprendizaje a la mitad durante el verano, mientras que los de renta baja desaprenden un tercio de lo aprendi- do durante el curso 6 . En nuestro caso, realizamos los siguientes ajustes:
02. ¿Qué impacto
podemos esperar?
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