su viuda a reclamar el cadáver de su esposo. La oposición a Victoriano Huerta le valió ser cesa- da de sus funciones docentes. Tras el triunfo del constitucionalismo, Eu- lalia Guzmán fue comisionada para estudiar en Boston. Al regresar a México impartió clases en la Escuela Normal para Maestras y después se incorporó a un grupo de profesores con el fin de formar escuelas modelo en las poblaciones indígenas; esto la llevó a involucrarse con la población yaqui, hecho que recordaría con regocijo años después. Su espíritu inquieto la llevó a impartir clases en la Escuela Normal Preparatoria; también fue nombrada directora de la primaria anexa de esa normal, se le comi- sionó para asistir al extranjero a conferencias y congresos sobre enseñanza y dirigió una cam- paña contra el analfabetismo. Todo ello, antes de cumplir 40 años. Esa vasta experiencia y ansiedad intelec- tual no la condujeron a la comodidad de los lo- gros obtenidos, sino todo lo contrario. Fue en ese momento cuando comenzó a estudiar en la Universidad Nacional Autónoma de Méxi- co con el fin de obtener el título de licenciada y doctora en Filosofía. Ahí conoció y forjó su amistad con personajes como Alfonso y Anto- nio Caso. Combinaba su vida como docente y sus estudios con los cargos en la administración pública y la investigación histórica, etnográfica y arqueológica.
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