Jaime Torres Bodet (1902-1974)
Nuestras aulas han de enseñar a vivir, sin odio para la religión que las familias profesen, pero sin complicidad con los fanatismos que cualquier religión intente suscitar.
I ntelectual comprometido con su país, Jaime Torres Bodet abrió caminos y des- pejó senderos: la educación mexicana está en deuda con él. Este prolífico escritor, promotor de la cultura y funcionario ejemplar siguió la senda de José Vas- concelos. Su legado es nada menos que la pauta de las instituciones modernas de enseñanza mexicanas.
La precocidad y la impaciencia son rasgos que definen los primeros años de Torres Bodet, cuyos padres impulsaron desde muy temprano las aptitudes de su primogénito para las letras y el es- tudio. Tras publicar a los 16 años Fervor , su primer poemario, y terminar el bachillerato en la Escuela Nacional Preparatoria , ingresó a la Escuela Nacional de Jurisprudencia. No lo impulsaba una pasión por la abogacía, sino el deseo de ser alumno de eminentes maestros, como Antonio Caso y Erasmo Castellanos Quinto. A la par, se inscribió en la Escuela Nacional de Altos Estudios con el fin de especializarse en lengua y literatura francesas. A los 18 años llega a ser profesor de la Escuela Nacional de Altos Estudios, secretario de la ENP y profesor en el mismo plantel. Un año después, José Vasconcelos, entonces rector de la Universidad Nacional
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