En 1965, por iniciativa de la Fundación Alemana para la Investi- gación Científica y en conjunto con el Instituto Nacional de Antropolo - gía e Historia, surgió el proyecto Cholula, en el cual Margarita Nolasco llevó a cabo el estudio y el análisis de la zona. En esa región se ubica el pueblo de San Miguel Canoa, que mostraba reticencias a la llegada de forasteros. Sin embargo, fortuitamente el presidente municipal se lla- maba Margarito Nolasco; de la homonimia surgieron empatía y cierta confianza por parte de la población, ya que esta supuso un parentesco entre ellos.
En 1968, Nolasco viajó a Rumania para participar en un proyecto etnográfico de reubicación de la población gi - tana. A su regreso, junto con Arturo Warman, fue nombra- da delegada de la ENAH ante el Consejo Nacional de Huelga, organización
que articulaba las expresiones de estudiantes y maestros du- rante el movimiento estudiantil de 1968 en México. Margarita Nolasco fue testigo de la matan- za de Tlatelolco desde la expla- nada de la Plaza de las Tres Culturas y, cuando logró subir al departamento del edificio Chihuahua, donde se encontra- ban sus hijos, fue espectadora del destino de los oradores del mitin, situados en el mismo edificio. Sus impresiones y comentarios fueron expuestos en el relato coral que es- cribió Elena Poniatowska, La noche de Tlatelolco .
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