Los artífices: dos siglos de educación en México

El 3 de febrero de 1868 dieron inicio las clases en la Escuela Nacional Preparatoria. Su presencia se estableció en la Ley Orgánica de la Instrucción Pública en el Distrito Federal y fue uno de los pilares de la República Restaurada. Para este centro educativo, cuyo fin era formar a los cien - tíficos y sabios que conducirían a México a una era de progreso, se reservó el bello edificio novohis - pano que funcionó como cuartel durante las inter- venciones extranjeras del siglo XIX y que albergó al Colegio de San Ildefonso, un plantel de educa- ción preuniversitaria.

nuestro espíritu al caminar desde las matemáticas hasta la física. La educación que impulsaba Gabino Barreda era sólida porque estaba apoyada en un cuerpo or- gánico de ideas. Las generaciones egresadas de la Escuela Nacional Preparatoria poseían una forma- ción muy por encima de la que habían recibido las generaciones anteriores. En homenaje a la labor de este ilustre mexicano, la Universi- dad Nacional Autónoma de Mé- xico entrega la medalla Gabino Barreda a los alumnos con el pro- medio más alto de su generación al término de sus estudios.

En el siglo XIX ya era im- portante alejarse de la educación memorística y dar relieve a los procesos lógicos que tendían a la construcción de las estructuras cognoscitivas fundamentales. De esta manera, el plan formulado ascendía de lo simple a lo comple- jo y de lo abstracto a lo concreto; cultivaba a la vez el entendimiento y los sentidos y, sobre todo, echaba por tierra cualquier principio de autoridad. De acuerdo con el ilus- tre educador, el raciocinio puro, en primer lugar; la observación como base de este, en segundo; y la ob- servación y la experimentación reunidas, en tercero, forman la es- cala lógica por la que debe pasar

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