Los artífices: dos siglos de educación en México

Dolores Correa y Zapata (1853-1924)

¿Quién ha dicho que al hombre solo es dado / cruzar la senda de la ciencia vasta , / para regar después en su camino / la luz fulgente que la ciencia mana? / ¿Por qué no tiene la mujer derecho / de abarcar con la luz de su mirada / los misterios que al sabio se revelan / y al ignorante la creación le guarda? D olores Correa y Zapata heredó de sus padres, Juan y María de Jesús (ambos educadores) la pasión por la enseñanza. Lolita –como la llamaban– nació en Teapa, Tabasco , y además de maestra fue escritora, periodista y poeta. En opinión de Lourdes Alvarado , fue “una de esas mexicanas que por su rebeldía a las imposiciones de género que le tocaron vivir y su- frir, su amor a las letras, su profunda vocación docente y sus novedosas inquietudes pedagógicas y humanitarias, dejó profundas huellas de su paso por la vida”. Durante el Segundo Imperio, su padre, de ideología liberal, se exi- lió en Cuba y ella, junto con el resto de su familia, se refugió en Méri- da. Debe haberla marcado conocer a Rita Cetina, Gertrudis Tenorio y Cristina Farfán, escritoras y activistas de La Siempreviva . De regreso a Tabasco, Dolores y su madre fundaron el Colegio María, anexo al Ins- tituto Ocampo, en la ciudad de Villahermosa, antes San Juan Bautista.

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