No obstante que su familia era adi- nerada, Elvia desde muy joven fue sen- sible frente a los problemas sociales y se convirtió en revolucionaria por conven- cimiento. Se casó a los 19 años de edad, ya que veía el matrimonio como un es- cape, una ruta hacia la autonomía y la independencia. Tuvo dos hijos (uno de los cuales moriría al nacer), pero ese primer matrimonio se rompió unos años después. Posteriormente, contrajo segundas nupcias con un amigo de la familia, pero el divorcio no tardó en llegar. En 1910 Elvia participó en la rebelión de Valladolid, que convocó a los yucatecos a sublevarse contra el gobernador de Yucatán, Enrique Muñoz Arístegui. Algunos han considerado ese movimiento como la chispa que encendió la Revolución mexicana. Más adelante, en 1912, tuvo participación en la Liga Feminista Campesina.
El 17 de octubre de 1953 las mujeres mexicanas supieron que podían votar. El artículo 34 de la Constitución se había modificado para reconocer el sufragio femenino. Esto se logró debido a las luchas y reivindicaciones de décadas atrás. Fue en las elecciones federales de 1955 cuando ellas acudieron por primera vez a las urnas para elegir diputados y diputadas, aunque en diciembre de 1947 se había incluido en la Carta Magna el derecho de las mujeres a participar en las elecciones municipales. De esta manera, México se convirtió en el décimo tercer país en América Latina que reconoció ese derecho, 24 años después de que lo hiciera Ecuador en 1929, primer país de la región en hacerlo.
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