imprimió en el joven Ramírez una huella imborrable, que años más tarde se tradujo en un pensamiento orientado hacia la justicia y una acción fecunda en favor de una escuela que diera dignidad al campesino”. El interés de Ramírez Castañeda y sus aptitu-
des para la enseñanza lo llevaron a obtener el título de profesor. Después impartió clases en varias ciudades y pueblos de Veracruz, su estado, y luego fue convocado para dirigir una escuela en Durango. En 1910, el estallido revolucionario lo sorprendió en la Ciudad de México, mientras impartía clases en un establecimiento dedicado a la enseñanza de artes y oficios (antecedente de las escuelas técnicas de ahora). En 1915 publica La escuela industrial , su primer libro de una larga bibliografía. En sus páginas compara la enseñanza técnica en México con la de países europeos y con la de Estados Unidos, bajo el influjo de pensadores como John Dewey o Piotr Kropotkin, quienes impulsaban una educación integral y práctica. Tras el triunfo de la Revolución y la llegada de José Vasconcelos a la Secretaría de Educación Pública, Ramírez Castañeda se integra al cuerpo de profesores de la Escuela Nacional de Maestros y se suma a un pequeño grupo de docentes con la tarea de llevar técnicas educativas y prácticas para pequeñas industrias a las comunidades rurales. Este proyecto, llamado Misiones Culturales, resultó un éxito y pronto se multiplicó en distintas regiones del país, bosquejando el esquema con el que trabajaron los maestros de las escuelas rurales.
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