Los artífices: dos siglos de educación en México

ra comisión para reorganizar la educación técnica en una sola institu- ción educativa. Lo sucedió Luis Enrique Erro, quien inició el bosquejo de la estructura de la escuela politécnica; en 1935 ocupó nuevamente ese cargo, con el objetivo de fundar el colegio proyectado. El presidente Lázaro Cárdenas indicó sus intenciones en el infor- me de labores de 1935: “La Secretaría de Educación Pública está por terminar durante el presente año, con el propósito de que funcione el próximo, el estudio que organiza el establecimiento de la Escuela Poli- técnica, cumplimentándose así el Plan Sexenal en lo relativo a que debe darse preferencia a las enseñanzas técnicas que tienden a capacitar al hombre para utilizar y transformar los productos de la Naturaleza”. Tras arduos trabajos administrativos y de obras coordinados por Bátiz, finalmente el Instituto Politécnico Nacional abrió sus inscripciones y el 16 de enero de 1936 comenzaron las clases, aunque no fue sino hasta un año después cuando se fundó de manera oficial. Para Bátiz, quien posteriormente se desempeñó en importantes cargos públicos, la fundación del IPN fue su principal contribución al país. “Sin ningún rubor puedo confesar que en mi larga vida he tenido y tengo dos grandes amores: mi adorada esposa Laurita y mi querido Politécnico”, recordó en 1977 al recibir la medalla Belisario Domínguez.

El Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos 9 “Juan de Dios Bátiz” del Instituto Politécnico Na - cional, que desde 1969 tiene el nombre del sina - loense, busca formar “integralmente técnicos de excelencia, en lo académico, científico, tecnoló - gico y humano, en las áreas de programación, de- sarrollo de software , sistemas digitales y máquinas con sistemas automatizados”.

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