El trabajador del futuro: conectado, versátil y seguro

Impacto de la innovación en el futuro del trabajo

des proyectos estratégicos (flagships) o para el apoyo al emprendimiento. En este contexto, España se caracteriza por ser uno de los paí- ses con menor porcentaje de financiación de la innovación por parte privada, y muy moderado en el empleo de capital riesgo. Sin innovación, incluso la empresa más eficiente será even - tualmente expulsada del mercado por sus competidores innovadores. La innovación suele tener lugar en mercados monopolísticamente competitivos donde las empresas son conscientes de las actividades e innovaciones de sus rivales, y son las pre- siones competitivas las que obligan a respon- der (Baumol, 2004). Precisamente, en estos sectores—tales como la manufactura y las finanzas—es donde los efectos de las iteracio - nes tecnológicas sobre la demanda por mano de obra se hacen más evidentes. Las mejoras en el bienestar económico no necesariamente se deben a grandes avances, sino, en muchos casos, a mejoras en las rutinas de los procesos existentes. Por esta razón, las empresas tien- den a igualar los gastos de sus competidores en innovación, lo que Baumol caracteriza como una carrera armamentista en gastos de I+D. Como señalan Aghion et al., (2002), depen- diendo del grado de desarrollo del sector al que afectan, la relación entre la innovación y la competencia resultará clave para entender el futuro de nuestro mercado laboral. Así, en un contexto de un aumento de o alta competen- cia, la innovación puede dirigir a dos escena- rios antagónicos. En uno, brindaría la oportu- nidad de aumentar las ganancias, al introducir avances y nuevos procesos que suponen una ventaja competitiva o valor añadido con respecto al funcionamiento “normal” del sector, normalmente asociado a sectores con baja variación en costos y ganancias; pero también podría reducir las rentas diferenciales 2 en sec- tores con cierto grado de desarrollo tecnológi-

co y alta volatilidad, donde la competencia está tan ajustada y homogeneizada entre entidades de un sector, que el margen diferencial solo se consigue con reducciones en los precios de sa- lida al mercado. En cualquier caso, Schumpe- ter dedujo que el aumento de la producción no sólo dependerá de la iniciativa empresarial, el liderazgo y la competitividad empresarial, sino también de la tasa de cambio de la tecnología, el ambiente sociocultural y la tasa de cambio de los factores productivos (Adelma, 1978). Así, la distribución y el uso del conocimiento, que en última instancia conduce a la innova- ción, la comercialización de ideas e inventos, y la creación de nuevas oportunidades para inversiones y empleo, mejorando, en definiti - va, la competitividad económica, no ocurren con una causalidad mecánica (Schumpeter, 1934, 1932; Fritsch, 2017; Juma, 2014; Porter y Stern, 1999; Sledzik, 2013; Satalinka y Steiner, 2020). Las contribuciones de los empresarios a la formación y difusión del conocimiento y el crecimiento en la productividad dependen, por tanto, tanto de sus competencias econó- micas y técnicas, como de la percepción de las oportunidades y comportamiento y aceptación del contexto social (Edquist, 2005; Dosi et al. 1990). El contexto, por tanto, que marcará el futuro del mercado de trabajo en nuestro país estará, como se ha argumentado, marcado no solo por la tecnología sino por las disrupciones que los impactos económicos, sociales, culturales y políticos puedan tener sobre el fenómeno tecnológico. Será necesario identificar algunos los factores claves que cobijan estos procesos: la tecnología, las instituciones, la demanda agregada, las consideraciones estratégicas y, claro, el grado de volatilidad (Symeonidis, 1996), para determinar con mayor efectividad y resolución sus efectos.

2 Excedente de la ganancia por encima de la ganancia media, obtenida a consecuencia de la diferente productividad de los capitales invertidos.

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