DE CAPITALES POLÍTICOS Y DESPLANTES El llamado capital político personal se centra en la idea según la cual las personas en la política deben ser re- conocidas a partir de características propias, biológi- cas, de la personalidad y del ambiente, y su notoriedad se construye sobre esos elementos. Los memes confir- man que las características biológicas están ahí y que el bronceado y el cabello son imperdibles. Por gracio- sos que sean, el punto sigue siendo que es una figura política conocida en el mundo entero. Desde antes de su trayectoria política, el You’re fired que resonaba al cierre de su programa de televisión The Apprentice , sus tres matrimonios que eran alimento de revistas del corazón, sus múltiples proyectos de bienes raíces y negocios fastuosos, así como su obsesión con los reflectores, lo volvieron un rostro conocido. Trump era un hombre de portadas desde 1980. El segundo elemento del capital político personal es la personalidad. Para entender la personalidad de Trump —sin entrar en terrenos psicológicos profun- dos— se puede optar por dos enfoques. El primero, más formal, retoma los indicadores de las tipologías del indicador Myers-Briggs. Para esta tipología, el expresidente es un “emprendedor” (ESTP): a Trump le cuesta seguir las reglas por mucho tiempo, por- que cree que, en su caso, se hicieron para romperse. Además, tiende a reaccionar más que a planear y sus comentarios, por lo mismo, son impulsivos. Si @real- DonaldTrump no hubiera sido suspendida, se podría ver el historial de tuits nocturnos y analizar la psique
de este personaje histórico e histriónico (los tuits so- breviven en bases de datos públicas, pero no es igual). El otro criterio para entender su personalidad care- ce de fundamentación científica, pero mezcla el sen- tido crítico y satírico de internet: Karen. Sí, esa que quiere hablar con el gerente. Basta con ver la política exterior de Trump cuando nombró al COVID-19 como la “gripe china” ¡insistiendo que no era ni racismo ni xenofobia! También es notable cuando sugirió que la salida de EUA de la Organización Mundial de la Salud fue “porque está bajo control de China” (nada más le- jano de la realidad), o cuando justificó que la guerra comercial con China era porque el gigante asiático le debe dinero a EUA por el déficit comercial ( spoiler alert : así no funciona el comercio exterior). China está lejos de ser el único ejemplo. No olvi- demos que, según Trump, México iba a desembolsar por el muro. La plataforma electoral de Trump aún tiene el registro de “los planes” para obligar a Méxi- co a pagar de cinco a 10 mil millones de dólares por el muro. Estos planes iban desde la cancelación de visas hasta restringir la salida de las remesas hacia México. La respuesta de México, estoico, fue siempre la misma: no. Mención especial requiere el Acuerdo de París, porque en sus palabras (y las del senador Ted Cruz, otro impresentable), los países miembros tenían que entender que él era el “presidente de Pittsburgh y no de París”. Para Trump y sus hechos alternativos, el cambio climático es un engaño y el acuerdo una herramienta para sacarle dinero a EUA.
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