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contratransferencia verdaderamente objetiva” plantea que los sentimientos del analista hacia el paciente son sus propios sentimientos – como Heimann señala más tarde – y no el resultado de la proyección del paciente sobre el analista. Estos sentimientos son, por consiguiente, reacciones ante la conducta del paciente: reflexiones personales sobre la forma de ser “objetiva” del paciente. A veces es necesario, según Winnicott, que estos sentimientos del analista se pongan a disposición del paciente – mediante el reconocimiento del analista de sus propios sentimientos, y/o a través de la interpretación – para que se pueda avanzar con el análisis. Esta perspectiva, como la de Heimann, difiere del concepto de “identificación proyectiva” del marco clásico kleiniano, según el cual el mecanismo omnipresente afecta la totalidad de la relación paciente/analista. La obra de Heimann y Winnicott tiene una gran influencia sobre el tercer grupo, llamado “grupo independiente” en Inglaterra (el primer grupo son los contemporáneos de Freud y el segundo los kleinianos), una influencia que abarca desde Little (1981), quien exploró la profundidad de las formas de transferencia del odio y la vitalidad bloqueada , hasta Bollas (1983), quien promovió un ajuste prudente a la contratransferencia, puesto que es portadora de los elementos renegados del analista. En general, en Inglaterra existe una divergencia en cuanto al desarrollo ulterior del concepto de contratransferencia. Una de las conceptualizaciones se deriva de la introducción de la identificación proyectiva de Klein, y es defendida por el “grupo kleiniano”. Esta perspectiva significó un gran avance hacia la comprensión de las relaciones de la pareja analítica. La segunda conceptualización, la llamada contratransferencia de la “tradición independiente” (Winnicott, Heimann), sostiene que lo que es del analista es del analista y no la reacción del analista a la proyección del paciente. Esta diferencia en la concepción de la contratransferencia tiene efectos y consecuencias importantes para la conducta técnica del tratamiento y para el trabajo y recepción de las comunicaciones del paciente por parte del analista. Los avances de la escuela argentina, empezando por Racker, se mantienen más cerca del punto de vista kleiniano, al mismo tiempo que desarrollan su propia versión del uso de la identificación proyectiva en el contexto de la contratransferencia. II. C. Alcance internacional: nuevas líneas de expansión del concepto (Segunda mitad del siglo XX en Europa, América Latina y América del Norte) A partir de mediados de los años cincuenta, con la “ampliación del alcance del psicoanálisis”, la contratransferencia fue transformándose en una herramienta cada vez más útil y su versión ampliada en la perspectiva dominante. En los últimos cincuenta años, la mayoría de los psicoanalistas han dejado de entender la contratransferencia como un impedimento y han empezado a verla como una fuente de conocimiento de la personalidad del analizado, así como de su propio funcionamiento psíquico en relación con el analizado. A veces la llaman “ contratransferencia personal ” o
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