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IV. CONCLUSIÓN
Empezando por Freud y el sueño contratransferencial de “la inyección de Irma” de 1895, el desarrollo del concepto de la contratransferencia pone en evidencia la interacción constante entre la teoría y la práctica, entre el trabajo clínico y la conceptualización, desde el “nacimiento del psicoanálisis” y durante su evolución posterior. Aunque en un primer momento la contratransferencia se percibía como un riesgo para la eficacia clínica del analista, la “otra” tendencia, que entiende la contratransferencia como el resultado de procesos inter psíquicos que se insinúan desde el principio, ganó mucho terreno en los debates analíticos de los años veinte y treinta, a medida que se iba ampliando la definición de la contratransferencia. En la última década del siglo XX y comienzos del siglo XXI, están recibiendo una mayor atención los fenómenos y procesos interpsíquicos, no sólo dentro sino también entre las psiques de los dos protagonistas de la situación analítica. Sin embargo, desde este enfoque se han planteado diversas prioridades temáticas: el plano del intercambio pre-subjetivo, las subjetividades cruzadas del paciente y el analista, las relaciones entre ambos, el campo psíquico entre ellos y los varios canales de intercambio – reacciones y afectos inconscientes, emociones, lenguaje, corporeidad, conducta, etc. Debido a que la contratransferencia va entendiéndose cada vez más como una herramienta de tratamiento, sus ventajas y desventajas, desde el punto de vista clínico y teórico, siguen siendo motivo de estudio para los analistas. Los diferentes matices de significado que ha experimentado el concepto durante el curso de su desarrollo, pueden ordenarse según cuáles sean los otros conceptos a los que se refiere y de qué universos conceptuales emerge: la “contratransferencia” que se refiere al modelo topográfico de la mente (consciente/inconsciente); la “contratransferencia” que se refiere al modelo estructural de la mente (yo- ideal/superyó, yo, ello); la “contratransferencia” que se refiere a los mecanismos específicos de la psique (resistencia, proyección, identificación proyectiva, continente/contenido); la “contratransferencia” que se refiere a los elementos específicos del proceso analítico (funcionamiento efectivo, respuesta emocional, empatía); la “contratransferencia” que se refiere a la matriz de intercambios interpsíquicos y/o intersubjetivos de la trasferencia-contratransferencia, o al campo. La contratransferencia puede entenderse como un tema que acerca diferentes tradiciones, constituyendo el “interés común” del psicoanálisis. Los autores de la tradición clásica freudiana han llegado a comprender que es inevitable que el analista reciba una influencia del paciente. Los analistas que trabajan desde la tradición de la relación objetal han empezado a considerar la contratransferencia no sólo como el resultado de las proyecciones y/o desplazamientos del paciente (haciendo eco de los
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